En la época que abarca desde hace unos 7 millones de años hasta hace 350.000 años, los homínidos recurrían a la caza como fuente de su energía vital, en entornos donde la temperatura no bajara de cero grados centígrados, y generaban residuos biodegradables. La búsqueda de caza obligaba a practicar continuamente el nomadismo. Las poblaciones de cazadores se mantenían en un tamaño limitado y pequeño porque, obviamente, cuantas menos bocas que alimentar más carne toca a cada uno, además de que la esperanza de vida no pasaba de los 30 años.
Los humanos utilizan conscientemente el fuego desde hace unos 400.000 años. Al principio recogían algunas brasas que quedaban después de los incendios naturales, causados por los rayos, y conservaban el fuego en las cavernas añadiéndole palitos continuamente. El fuego tenía la triple utilidad de calentar las cavernas donde vivían (lo que permitió al género Homo colonizar territorios en los que la temperatura ambiente se aproxima en algún momento a los cero grados), volver digeribles algunas partes de los animales que cazaban (lo que permitía aumentar la energía extraída de cada pieza cobrada) y endurecer las puntas de sus lanzas (aumentaban la eficiencia de sus herramientas). Y así fue hasta que, hace tan sólo unos 10.000 años, los hombres se independizaron de los rayos, y aprendieron a encender el fuego frotando un palito contra otro (eso que, visto, parece muy sencillo, pero que casi nadie es capaz de hacer hoy en día), lo que permitió aumentar su eficacia (al mejorar la relación entre el tiempo de uso y el de funcionamiento) y su movilidad (hay que imaginarse lo molesto que debía ser cambiar de domicilio llevando un fuego encendido en el equipaje).
Surgido de África, el Homo Sapiens fue emigrando hasta colonizar todo el planeta Tierra: llegó al Oriente Próximo hace unos 100.000 años, a Australia hace unos 60.000 años, a Europa hace unos 40.000 años (los cromañones), y a América hace unos 15.000 años. Pues bien, poco después de que los seres humanos comenzaran a invadir estos lugares, la fauna local comenzó a extinguirse, siendo los animales de mayor tamaño los que más sufrieron. Australia perdió 13 especies de animales de gran tamaño: el canguro gigante, la tortuga cornuda gigante, etc. En América del Norte, desaparecieron al menos 33 de las 45 especies de mamíferos de gran tamaño: camellos, castores gigantes, pecarís, varios tipos de elefantes, incluidos los mamuts y los mastodontes, etc. En América del Sur se perdieron 46 especies de las 58 que existían inicialmente: una especie de camellos con trompa corta, una especie de cerdos del tamaño de hipopótamos, etc. La pauta que se repitió en todo el mundo fue que los grandes herbívoros se extinguieron porque se convirtieron en objetivo de los cazadores, y los grandes depredadores (tigre de diente de sable, osos gigantes, etc.) desaparecieron porque sus presas básicas se habían extinguido. De ello se deduce que los impactos negativos en la Naturaleza, derivados de la búsqueda de energía por parte de los humanos, están lejos de constituir una novedad asociada al uso de combustibles fósiles como el petróleo.
Hace unos 10.000 años finalizó la última glaciación del Cuaternario (en tiempo geológico coincidió con el final del Pleistoceno y, en tiempo histórico, con el final del Paleolítico). La temperatura de la Tierra subió unos 5oC en unos 6.000 años, y el consecuente deshielo elevó el nivel del agua de los mares unos 200 m (durante los periodos fríos de la glaciación, el nivel de los mares baja, porque el agua de la lluvia se queda retenida en los continentes en forma de hielo) e inundó las tierras bajas, que debían constituir los mejores cazaderos del homo sapiens. Para suplir la consecuente pérdida de caza, los hombres de aquel entonces tuvieron que inventar la agricultura y la ganadería, y producir ellos mismos lo que antes tomaban directamente de la Naturaleza. Entonces el homo sapiens se hizo sedentario, las tareas se especializaron más y se repartieron entre los individuos, la población creció (hasta 10 millones de habitantes en el Neolítico) y la complejidad social aumentó.
Si esta tremenda transformación se produjo por sólo 5 grados de temperatura en 6.000 años, los efectos que se pueden desencadenar hoy en día por la contaminación humana ponen los pelos de punta al más pintado.
Documento anterior | Índice de documentos | Documento siguiente
© Copyright 2002-2004 José Eduardo Mohedano Córdoba. © Copyright 2002-2004 REDcientífica. Todos los derechos reservados.
[Evaluar este artículo]
|