COPIA
PARA IMPRIMIR
|
ISSN: 1597-0223
|
Ciencia-ficción, vida e inteligencia artificial (II) Buscando las grandes respuestas por el camino de la imaginación Manuel de la Herrán Gascón (m.herran@redcientifica.com) http://www.manuherran.com © Copyright 1997-2003 Manuel de la Herrán Gascón. © Copyright 1997-2003 REDcientífica. Todos los derechos reservados.
"Siento, luego existo" representa mejor la idea de lo que se quiere expresar con "Pienso, luego existo". La única existencia de la que podemos estar totalmente seguros es la de las propias sensaciones y por tanto la del yo sensible, cada uno del suyo. Por supuesto que después de esto hay multitud de hechos de los que podemos estar razonablemente seguros, pero no totalmente y prueba de ello son las pesadillas producidas en los sueños, en las que nos encontramos subjetiva y razonablemente seguros de la existencia de hechos que demuestran ser falsos (pero no así las sensaciones recibidas). Por otra parte, las sensaciones son algo completamente indiferente desde el punto de vista evolutivo. No hay ninguna razón para que la naturaleza necesite que los seres sientan, basta con que todos se comportasen como si sintieran. En resumen, de los muchos posibles y existentes, el plano de realidad donde nos movemos, nuestro auténtico entorno, que es el de los sentimientos o sensaciones, es ajeno al resto, es extraño, artificial, parece colocado de una forma arbitraria en la jerarquía.
|
Sigue pendiente el problema relativo a qué ocurriría si fuese posible hacer una copia de un ser vivo sensible hasta el nivel de detalle que se considere significativo (celular, molecular, atómico,...) Una vez hecha la copia, ¿serían dos individuos o uno sólo? Si esto me ocurre a mí ¿quién sería "yo"? Podría servir como método para viajar a grandes distancias, tal como ha sido descrito en muchos relatos de ciencia-ficción, entre ellos en "Estación de tránsito" de Simak, pero ¿cuál sería "yo"? ¿"Yo" o la copia? [ Nota 7 ] Aventurando una explicación... |
Hay una hipótesis que en caso de ser cierta ofrecería una solución bastante satisfactoria a esta y a otras preguntas. Supongamos que el hecho de estar vivo (como ser vivo sensible) es el resultado de una combinación material. Nuestro cuerpo es como un robot o como un programa informático, que por su estructura -ya sea directamente, debido a esta misma estructura, ya sea porque esta estructura invoca a otro componente sobrenatural-, el resultado es que surge una entidad sensible, surge un "yo" que es capaz de sentir placer, dolor, tristeza, alegría etc. La anterior es una hipótesis aceptada y discutida (monismo emergentista), pero vamos a añadirle el siguiente matiz: la generación de la existencia de ese "yo" sensible a partir de la estructura material no es continua, sino que se produce intermitentemente, por medio de pulsaciones, a una frecuencia tan rápida (es decir, con un intervalo tan pequeño entre una y otra) que se obtiene la ilusión de la existencia de un "yo" contínuo, cuando lo que existen son millones y millones de entidades sensibles, que comparten recuerdos, y que nacen y mueren casi instantáneamente. Pude parecer difícil de aceptar. Si siempre me siento vivo y siempre me siento "yo" ¿cómo voy a aceptar que ese yo han sido diferentes yoes? Primero aceptemos que los yoes pasados no existen; existieron pero ahora son historia. Esto es casi humorístico. Miles de canciones de moda nos lo recuerdan: el pasado es aquello que se fue. El pasado no existe. El futuro es aquello que vendrá. Pero aún no ha llegado. Sólo el presente existe. El presente es para siempre. Bien, el presente existe, es lo único que existe. Recordémoslo. Sintámonos vivos. Ahora. Recordemos lo que sentíamos antes, hace un segundo, hace un año. Ahora no lo sentimos. Ahora sólo tenemos el recuerdo. "Yo" es "ahora". El pasado creo que fui yo, pero no puedo estar seguro, tal vez lo soñé, tal vez me di un golpe en la cabeza. Heinlein propone, creo que en "El gato que atraviesa las paredes", una anestesia que no quita el dolor, sino el recuerdo del dolor. El paciente está contínuamente sufriendo pero olvidando que sufre. El sentimiento pasado es tan ajeno a nosotros que podríamos pensar que fue de otra persona. Podría no ocurrir; podría ser que el yo sensible tuviese una existencia continua a través del tiempo, de hecho es lo que aparentemente ocurre. Lo que se plantea aquí es la hipótesis contraria: que existen interrupciones. La hipótesis es aceptable, concuerda con la experiencia, ya que en cualquier caso estamos desconectados del pasado. El "yo" real es como un punto que se desplaza por la línea de la vida. Lo que aquí se propone es que ese punto se desplaza a saltos en vez de continuamente. Según esta hipótesis, cuando una persona dice que quiere vivir y que quiere unas lentejas con chorizo, se refiere a su yo de ahora, no al de hace una semana. Pero la semana que viene, el yo que "quiere vivir" y quiere un estofado será uno nuevo, no el de ahora. De hecho, mi "yo" de la semana pasada ya no existe. Según esta hipótesis, yo mismo podría pasarme un minuto entero sintiendo que quiero vivir, pero durante ese minuto, los seres que expresarían ese sentimiento serían cada vez uno distinto, aunque por compartir la memoria histórica, unos tendrían la sensación de ser continuación de otros, y en cada momento, el último de todos ellos hablaría de "yo" para referirse a toda la serie, debido a su memoria, aunque el auténtico "yo" sólo tenga existencia durante un instante. Si esto fuera cierto, se solucionarían multitud de problemas. En el caso de la replicación de un ser vivo, obtendríamos dos nuevos seres vivos, ambos con el mismo derecho a afirmar que son el auténtico original, porque en realidad ninguno lo es. En cuanto a su "yo sensible", ambos serían de reciente creación, como absolutamente todos. La muerte del cuerpo perdería su sentido trágico. Podría tener sentido prolongar los instantes de vida (¿mediante drogas? ¿Cada ser vivo vivirá a una frecuencia distinta? ¿Los seres más sensibles poseerán periodos mayores?). Pero la muerte del cuerpo sería una muerte más, insignificante. El suicidio sería absurdo, ya que contínuamente estamos muriendo y naciendo como seres nuevos. La venganza de las afrentas también. La previsión del propio futuro sería un caso de solidaridad con las nuevas entidades sensibles futuras. Trabajar por uno mismo sería sustancialmente equivalente a trabajar por cualquier otro ser vivo sensible. El intento de prolongar la vida propia sería equivalente al intento de prolongar la vida del vecino: la diferencia entre mi yo de ahora y mi yo de dentro de un segundo sería tan esencial como la diferencia entre mi yo de ahora y el de mi vecino, sólo cambiarían los recuerdos. Todos los seres vivos tendrían una cierta equivalencia. En realidad, desaparece el "yo". Veo esta como una vía "cientificista" para la des-egotización que Agustín de la Herrán propone en su libro "La conciencia humana. Hacia una educación transpersonal", para obtener grados de conciencia elevados. Creo recordar vagamente textos orientales que expresan de otra forma una idea similar, en línea con Teilhard de Chardin. Lo que conocemos por "yo" no existe y esta aceptación nos liberará de una pesada carga, uniéndonos al resto de seres vivos. Aquello de lo que está compuesto mi "yo" es esencialmente lo mismo para mí que para mi vecino. Yo soy el y el es yo. Sigamos con la analogía |
Una vez solucionado el problema de la máquina replicante con una hipótesis satisfactoria (aceptable por ahora), volvamos a la posibilidad de nuestra realidad como una simulación. Es posible que "El Programador" esté esperando que su simulación de vida artificial llegue a algún punto, llegado el cual tal vez se comunique con las entidades, tal vez apague el ordenador... La evolución es un proceso maravilloso, pero a la vez doloroso, cruel, un juego trucado en el que todos pierden, donde no puede existir la vida sin la muerte, en el que los seres individuales no tienen valor por sí mismos, sino sólo como parte de un proceso. Algo que tienen en común todos los seres vivos es su lucha por seguir estando vivos, un irrazonado instinto de conservación. ¿Tiene algún límite este instinto? ¿Puede este deseo provocar un aumento de complejidad, de forma que se cree una entidad de nivel superior de mayor complejidad y longevidad? Cierto día, en la evolución, los seres unicelulares se transformaron en pluricelulares. ¿Puede una célula soñar con ser músculo? ¿Puede una hormiga querer ser hormiguero? ¿Podremos nosotros algún día convertirnos en una entidad de nivel superior? ¿En un planeta vivo? ¿En un universo vivo? ¿En GAIA? El universo (la existencia de algo, materia, energía), la vida (mas bien, la consciencia) y la inteligencia parecen fenómenos improbables. Pero con azar, espacio y tiempo suficientes, se pueden generar las "moléculas reproductoras", que unidas a la fuerza de la evolución, tal como explica Richard Dawkins en "El gen egoísta", originan la vida tal como la conocemos. ¿Por qué nuestro universo ha de ser una simulación en otro universo superior? ¿No puede existir simplemente, y ya está? Si la evolución nos ha creado a nosotros, y nosotros hemos creado simulaciones ¿No es lógico pensar que si dejamos funcionando el tiempo suficiente a nuestras simulaciones, también ellas crearán sus propias simulaciones? Precisamente eso es lo que hace un programa de ajedrez cuando busca el mejor movimiento intentando predecir las distintas situaciones con las que puede encontrarse en el futuro. Por otra parte, si existe una sucesión de simulaciones "autodevorables" ¿por qué hemos de vivir nosotros en la de mayor nivel? ¿Que es "real"? |
Existen otros indicios relativos a que la concepción que distingue entre un universo real y todos los imaginables universos simbólicos inexistentes no es adecuada, y en cambio, todos los universos tienen la capacidad de ser reales, debido a que la "realidad" de un universo es una propiedad subjetiva asignada instantáneamente por los objetos que habitan en él. Es decir, según esta hipótesis, es cierto que "Universo solo hay uno, el resto son universos inexistentes", pero esto sólo es cierto para nosotros humanos, es un caso particular (en incluso el universo real para los humanos no es el material, sino otro, pero esto lo explico más adelante). En cambio, para los objetos lógicos de los otros universos, el suyo propio también es un universo real. Intuitivamente, sería algo así como decir que "Nuestro universo es tan real para nosotros como el universo de mi mente es real para una idea que habita en él". Otra forma de verlo: existe una jerarquía de realidades, unas contenidas dentro de otras, todas ellas simuladas o ficticias, excepto una de ellas ¿Cual? Decidir cual de los niveles es el auténtico depende de en cual de ellos nos encontremos: el nuestro siempre será el real. La "realidad" de algo es un atributo asignado subjetivamente, otorgado por el derecho que nos da la sensibilidad de nuestra propia realidad. ¿Que es "vivo"? |
Voy a intentar explicar estos indicios relativos a lo que es "real" intentando definir lo que es "vivo". Yo definiría la Vida Artificial como el intento por parte del Hombre, de crear vida, o algo parecido a la vida, mediante la combinación de símbolos (datos) y procesos de símbolos (programas) independientemente del soporte físico de estos símbolos y procesos. La hipótesis que subyace a esto es que la vida es una propiedad independiente del soporte físico, es una consecuencia de una configuración cuyos elementos componentes pueden ser físicos o lógicos. En la Vida Artificial se intenta confirmar o refutar esta hipótesis. Si fuera cierta, esto supondría que la vida no existe como algo físico, o más sencillamente, que no existe, simplemente actúa como si existiera, es una propiedad del universo simbólico, que no existe realmente. También, desde ese punto de vista, las personas como tales no existen, es decir, Manuel de la Herrán es el nombre que asignamos a un conjunto de partículas físicas, el YO es un concepto del universo simbólico y por tanto no existe. En cambio, si la hipótesis no fuera cierta, la vida estaría basada en algo físico. Existiría algún tipo de materia especial que sería la causante de la vida. También podrían darse los dos casos, esto es, que la vida sólo fuera posible a partir de cierto tipo de materia física (carbono, por ejemplo), más una configuración lógica de esa materia. En cualquier caso, estamos hablando de descubrir los requisitos para la vida ¿Pero se puede saber que es la vida? Bien, para responder a esto hay que volver a la idea principal: si definimos la vida como procesos (nacimiento, muerte, reproducción, interacción con el entorno, reducción de entropía,...) es evidente que la vida es independiente del soporte físico. La mayoría de la investigación en vida artificial interpreta la vida como procesos, e implícitamente plantea el asunto de la siguiente forma: "Si la vida son procesos, este programita es un ejemplo de vida". En el programa se ven bichos que cooperan, se reproducen, mueren, pelean, etc. Con esto parece que se soluciona el problema, pero en realidad solamente hemos solucionado la parte más fácil. De hecho, le muestras a alguien el programita y le dices: "Mira, un ejemplo de vida artificial, esos bichos que ves en la pantalla, estan vivos". Entonces la otra persona te dice "Si, pero no creerás que eso es realmente vida, ¿verdad?" Es decir, la vida como procesos es un concepto muy útil para describir ciertas propiedades simbólicas, pero existen otras ideas para las que la gente también utiliza la palabra "vida". ¿A que se refieren realmente? Vamos al fondo de la cuestión: cada uno de nosotros tiene un YO. Tal vez ese YO no exista realmente o tal vez sí. En cualquier caso, se comporta como si existiera. Nos gustaría saber en que consiste ese YO, cual es su causa, que requisitos tiene, cuál es la causa de que aparentemente se pierda (muerte) etc. son asuntos interesantes para todos. El YO es capaz de sentir placer, dolor, y otro tipo de sensaciones (envidia, deseo, celos, paz...) Según algunos investigadores, el placer podría no existir y todas las sensaciones podrían ser distintos tipos de dolor (vease Jáuregui). En cualquier caso, el YO es capaz de sentir sensaciones. Aquí viene lo bueno: según la hipótesis reduccionista que admite un sólo universo real, el YO no existe, y por tanto las sensaciones del YO tampoco. Pero de hecho los humanos (al menos yo por lo menos) sentimos cosas y no dudamos de su veracidad. Las sensaciones son bien reales. La conclusión a la que me lleva esto es que los YOs, las individualidades, son entidades simbólicas pero reales que surgen a partir de ciertas configuraciones y/o propiedades de la materia. Nosotros (nuestros YOs) no existimos en el universo material, éste está por debajo de nosotros. Los seres vivos sensibles somos objetos reales de un universo real superior al material. El universo material es el que es irreal, no existe. Al menos, para nosotros, no existe, porque es inferior. Pero bien que podría existir para las partículas de materia que lo forman. Resumiendo: hay una contradicción entre: "la materia es real y el resto no" (idea terriblemente extendida, debe ser por la cantidad de veces que nos chocamos con la materia) y "nuestros sentimientos son reales y no son materia" (no tan extendida, debido tal vez a que las sensaciones recibidas cuando nos chocamos con los sentimientos son tan fuertes que no nos permiten reflexionar sobre ellas mientras las disfrutamos o sufrimos) El hecho de que las formas de vida tengan un comportamiento que de alguna forma les facilita el seguir vivas, o el producir nueva vida es una perogrullada. Lo vivo tiende a seguir vivo, o al menos, a crear tanta o más vida a su alrededor. Si no, se muere. Un grupo de entidades vivas no tiende, en conjunto, y con una cierta probabilidad alta, a la muerte, ya que si así lo hicieran, probablemente ya hubieran muerto y no estaríamos hablando de ellas. Lo más probable es que tengan un comportamiento (el grupo, en conjunto) que siga produciendo vida. ¿Cómo tender a la vida? ¿Cómo seguir produciendo vida? La forma más evidente es la reproducción, creando seres a la imagen de los progenitores. Pero hay otras formas de incrementar la vida del conjunto: el crecimiento. No necesariamente tienen que sobrevivir individuos, basta con que la vida se transmita y se mantenga en conjunto. El conjunto puede convertirse (no sabemos cómo, pero ya ha ocurrido antes) en otro ser vivo, en un meta-ser, que emerge, consciente, y con instinto de supervivencia. Podemos continuar el razonamiento, y ahora, el conjunto de los meta-seres es ahora el que debe mantenerse vivo, creando meta-meta-seres, y así indefinidamente. Dado un ser vivo cualquiera ¿qué probabilidad hay de que no esté compuesto por otros? ¿Que probabilidad hay de que no forme parte de otros? Concluyendo... |
Existen diversos niveles de análisis, abstracción o detalle a la hora de analizar el universo: cuántico, atómico, molecular, celular, orgánico, individual, grupal... La "realidad" de un nivel siempre se puede poner en duda. Por ejemplo, se puede decir: Una silla no existe. Una silla es una abstracción mental nuestra. Una silla es el conjunto de patas y tableros. Las patas y tableros son reales, la silla es irreal. Una afirmación similar se puede aplicar a cualquier pareja de niveles contiguos. Cada nivel de descripción del universo ignora -en principio- todas las descripciones de nivel superior, pero no tiene porqué contener obligatoriamente todos los elementos del nivel inmediatamente inferior. Por ejemplo, un nivel de descripción celular no ignora las moléculas contenidas en las células, pero sí -en general- las moléculas inorgánicas, ajenas a las células. Según esto, las entidades que habitan en un nivel cualquiera pueden interpretar que ellas mismas y aquello con lo que se relacionan son el nivel más alto de descripción de su universo y que no existen niveles superiores o similares estancos, cuando lo que ocurre es que no son capaces de relacionarse con estos otros elementos. Los animales en general y los seres humanos en particular fundamentamos nuestra propia entidad como individuos gracias a la capacidad de sentir. Como "siento luego existo", las entidades sensibles somos reales (al menos lo es la propia e ignorando el solipsismo, las demás). Los niveles inferiores, que podemos analizar, se interpretan como reales, pero siempre son estudiados desde un nivel superior, lo que limita su conocimiento. Aunque cada uno sólo puede estar seguro de sus propios sentimientos y como conclusión, de su propia existencia, extrapolamos la realidad y sentimientos del semejante con comportamientos semejantes. Pero la analogía no es válida cambiando de nivel. Podemos estar casi seguros de que otra persona existe y siente debido a su apariencia y comportamientos, que captamos por nuestros sentidos, pero no podemos estar casi seguros de que un átomo o una entidad simulada por ordenador no sienta y no exista (es decir, no sea tan real como nosotros mismos) porque el "universo", o "nivel de descripción del universo" o la "realidad" en la que se encuentra el átomo o la entidad simulada por ordenador no es equiparable a la propia. De igual forma es atrevido afirmar que no existen niveles de realidad superiores a la humana, ya que nuestra dificultad para conocer niveles superiores de realidad es análoga a la que tienen los átomos para conocer las moléculas de las que forman parte, o la que tienen las entidades simuladas por ordenador para conocer el sistema informático en el que viven. Reconocer estas dificultades o limitaciones no implica reconocer la imposibilidad de alcanzar el conocimiento de niveles superiores a través de ciertas interferencias, que pueden tener aspectos paradójicos. Se observan al menos cuatro tipos principales de relación entre niveles contiguos:
Creo que era Golan Trevize el personaje de Asimov quien en la serie de "las fundaciones" decide que la humanidad debe formar parte de una entidad de nivel superior (pongamos "A") porque piensa que ésta es la única forma en la que podrá sobrevivir si aparece otra entidad superior distinta ("B"), posible enemiga de "A". Existe la pequeña paradoja de que si "A" no existe, ¿cómo va a ser vencida por "B"? Y aunque existiera, los humanos podrían seguir con sus rencillas internas, ajenos a las de "A" y "B"... Pero es la invasión alienígena la que teme Golan, quien implícitamente reconoce que "la humanidad no existe" -todavía los hombres no forman una entidad de nivel superior-, y ese es el problema, y la solución. Es común que las entidades superiores manipulen, modifiquen, descompongan, se alimenten de las inferiores, probablemente eliminando su ser más elevado y manteniendo su existencia sólo a niveles inferiores (descomponiendo una molécula, por ejemplo), aunque no tiene porqué darse siempre ese caso. La partícula de pintura que cae al suelo no tiene porqué desaparecer como tal partícula de pintura por el hecho de dejar de formar parte de un hermoso retrato, aunque si es más probable. Eso sí, si abandona el cuadro, es seguro que ocurre eso: que ya no forma parte de un hermoso retrato. ...y soñando |
Para terminar, si existiera "El Programador", ¿Cómo podría ocultar a los ojos de sus entidades sus intromisiones en el mundo por él creado? Aunque se ocultasen sus acciones, las consecuencias de éstas serían detectables por las entidades, así que esto no basta, (y además, no es ni siquiera necesario). El programador debería proporcionar otra explicación de cuyo efecto resulte descartar, por parte de las entidades, el estudio de ese fenómeno. Podría mantener visible el fenómeno sobrenatural, con tal de que se invalidase su estudio. Otra forma sería la eliminación o incapacitación de los seres que se encuentran cerca de encontrar el conocimiento prohibido, aquellos que están traspasando el "círculo de penicilina" que describe Asimov. La primera solución es descrita con gran acierto por Ian Watson en "Visitantes Milagrosos" Ed. Grupo Zeta 1987 [...]El saber real se protege de la misma manera[...] y al mismo tiempo obliga a la gente a desarrollar nuevos órganos de percepción, de los que se oculta, a su vez. Así se hace posible la evolución. Sin embargo está hecha para ser experimentada, ¡no para hablar de ella! Las palabras no son las metáforas que Dios acuñó para los hombres. ¡Lo son para nuestras propias vidas!, lo es el mundo. [...]pero los individuos que pertenecen a un sistema no pueden conocerlo de forma directa. Estoy hablando de sistemas de organización de orden superior, de pautas de orden superior. Los sistemas de orden inferior no pueden aprehender enteramente, el TODO del que forman parte. Lo impide la lógica. Es un principio natural. Por esta razón cuando los procesos del TODO se nos revelan, lo hacen como fenómenos NO IDENTIFICADOS; como intrusiones en nuestro saber que pueden ser presenciadas y experimentadas, pero no comprendidas racionalmente ni analizadas ni identificadas. Estas intromisiones[...] son las que estimulan a la ameba a evolucionar a una forma de vida superior[...] constituyen la dinámica misma del universo. El fenómeno ovni (cualquier fenómeno sobrenatural) se protege a sí mismo, se rodea de circunstancias que permiten explicaciones que no requieren de lo sobrenatural, para poder seguir manifestándose impunemente. En el caso de que existiera un ente sobrenatural (¿superior?) y éste deseara manifestarse en nuestro mundo afectándolo lo mas mínimo, tal vez como una sonda, para estudiarlo, la mejor forma sería hacerlo en condiciones en las cuales su aparición (estrepitosa, inaudita) pudiera ser explicada de otra forma. Esto explicaría por qué todas las apariciones, milagros, y visiones se producen "volviendo de una boda", bajo el efecto de drogas, o en situaciones de extrema concentración o relajación, excesiva falta de sueño, hambre, sed o estados emocionales extremos: las visiones no las produce la falta de sueño, o las drogas; esa es la excusa que el fenómeno utiliza para que, una vez transcurrido el suceso, lo rechacemos.
El aparato es utilizado para realizar viajes a grandes distancias. La máquina es capaz de obtener toda la información relevante que define a una persona, y esta información (y no la persona) viaja mediante señales de radio o cualquier otro medio equivalente hasta otra máquina similar en otro lugar. Una vez allí, la persona es recompuesta a partir de bidones de materia, que es estructurada según los datos recibidos. Por supuesto, el original es destruido en su origen. El dilema ético se produce cuando por error o deliberadamente, el original no es eliminado, con lo cual, existen dos seres idénticos, indistinguibles. ¿Se trata de individuos o de uno sólo? ¿Cuál es el original y cuál la copia? ¿Cuál de los dos debemos "destruir"? ¿Es éticamente correcto este modo de viajar? No conozco el origen exacto de este dilema, que muy bien pudo ser ideado por varios autores coincidentemente. Diversas variantes de esta máquina han sido descritas al menos por Asimov, por Clifford D. Simak en Estación de tránsito, y por Roger Penrose en La nueva mente del emperador, y en la película La mosca. La situación ciertamente extraña que plantea esta máquina es en realidad un dilema filosófico. Se trata del problema de la ontología del ser humano, es decir, de la pregunta sobre cuál o cuáles son el o los constituyentes significativos del mismo. Diversas alternativas ontológicas son descritas y comparadas con gran claridad por J. M. Guibert en su artículo "La unidad del ser humano en las ciencias naturales y en la antropología cristiana" (http://www.eside.deusto.es/profesores/guibert/). Entre ellas, Guibert destaca la tesis monista emergentista según la cual, en cuanto a monista, "sólo hay un principio ontológico de la realidad", y sin embargo, como emergentista, "la materia es algo capaz de organizarse y evolucionar hasta adquirir propiedades como la vida, los estados mentales o la conciencia". La posibilidad de la existencia de dicha maquina no contradice la aceptación de la tesis monista emergentista. En mi opinión, aceptar la posibilidad de la existencia de esta máquina supone aceptar que:
Creo necesario hacer algunas aclaraciones. Por una parte, en cuanto a la primera hipótesis, el hecho de aceptar que la entidad que define el ser humano dependa únicamente de lo material no tiene porqué implicar que dicha entidad sea material. Tal vez la materia produce algo no material (mente, sentimientos, o espíritu a partir del cuerpo). Por otra parte, en cuanto a la segunda hipótesis, añadiré que no se trata de obtener un ser indistinguible del que fuera antes. No se trata sólo de que las diferencias no sean observables, sino de que realmente no existan. Esta puntualización descubre aparentemente una opción implícita en cuanto al debate ontológico asociada a la posibilidad de la existencia de un conflicto ético asociado a la maquina replicadora, según la cual, al menos se deben rechazar las posturas monista y materialista reduccionista, y admitir en cambio la posibilidad del dualismo y el monismo emergentista. Esto es debido a que si existe un nivel de detalle material suficiente para describir al ser humano, tal como ya se ha dicho, reemplazando partes materiales del ser humano tendríamos el mismo ser humano, pero con distinta materia, y por tanto el ser humano no es la materia, es otra cosa. Sin embargo, más adelante comentaré una variante de la hipótesis del monismo emergentista que podría negar dicha argumentación. [ Volver ]
|
REDcientífica no se hace responsable de las opiniones vertidas por sus colaboradores.
Queda prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos sin la autorización de sus autores o de REDcientífica. Zurbano 72, 4ºJ. 28010, Madrid Teléfono: (+34) 91 3086746 / E-mail: contacto@redcientifica.com |