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Vida embarazada y reproevolución. Una teoría global sobre la vida terrestre (VIII)

Miguel García Casas
 
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CAPÍTULO 8. ¿UNA INTERPRETACIÓN GLOBAL?

Una energía por aquí, otra por allá, ésta va hacia allí, la otra viene hacia acá. El resultado, como es evidente, es éste. ¿Y yo qué?, Si la Naturaleza para ser coherente me ha hecho incoherente, si para guardar equilibrio me ha hecho desequilibrado, si para sobrevivir me ha hecho matar, ¿no debería yo maldecir a mis dioses?. Menos mal que al menos nos han salvado manteniéndonos en un cierto estado de inconsciencia, gracias al cual hacemos las cosas sin darnos cuenta y encontrando razones en muchos casos irracionales. A los que no estamos de acuerdo, siempre nos queda el consuelo de considerar que a lo mejor no tenemos razón...

El término "energía" originalmente fue ideado para explicar mejor el funcionamiento de los sistemas térmicos y dinámicos. La eficacia de este concepto para explicar otros sucesos es incuestionable y hoy en día es utilizado para explicar lo explicable, y hasta lo inexplicable [ Nota 111 ]. Sin embargo probablemente si pudiéramos conseguir dar una primera interpretación del Universo lo haríamos en términos de energía. ¡El problema es que definir satisfactoriamente la energía es prácticamente imposible!.

La energía se puede presentar bajo diferentes aspectos a los que asociamos un calificativo. Si metemos los dedos en un enchufe sufriremos la violencia de la energía eléctrica, si tocamos el fuego experimentaremos la agresividad de la energía calorífica, si aceleramos en un coche seremos testigos del efecto de la energía cinética, si nos caemos la energía gravitatoria nos precipitará al suelo. Ni la corriente eléctrica, ni el calor, ni el movimiento, ni los cuerpos estelares existirían si no fuese por la presencia de la energía en cualquiera de sus manifestaciones. El Universo funciona porque la energía lo hace funcionar, nosotros funcionamos por la misma razón como parte del Universo que somos. Todas las energías del Universo son derivadas de tres tipos también llamadas interacciones:

1.- La energía nuclear, que se manifiesta cuando destruimos o creamos partículas contenidas en el núcleo atómico. Se libera esta energía en el interior de las estrellas.

2.- La energía electromagnética que se libera cuando se destruyen enlaces químicos. Todos los seres vivos funcionamos jugando con este tipo de energía.

3.- La energía gravitatoria que se manifiesta asociada a la masa. Condiciona la forma de todo y cada parte del Universo. Las galaxias, las estrellas, los planetas, las nebulosas, los seres vivos son formas que se ven condicionadas por este tipo de energía, y a su vez son respuestas a ella.

Einstein relacionó la masa con la energía [ Nota 112 ] mediante la fórmula E = m . c2. De otro modo, la energía no solamente atraviesa a la masa para que funcione, sino que además está presente en la misma intimidad de la masa. En su última esencia la masa está hecha de energía.

De este modo la historia del Universo puede ser interpretada como una masa que en origen aparece a partir de la energía y sufre un proceso de transformación en función de las condiciones energéticas del mismo Universo.

Cuando intentamos profundizar con nuestro lenguaje más atrás de la energía, tanto en el espacio como en el tiempo, nuestra lógica es expulsada otra vez hacia la masa. La masa se origina de la energía, y viceversa. Podemos explicar la masa a partir de partículas, éstas a partir de energía, y ésta es inexplicable. Lo que explica todo es inexplicable ¡qué gran paradoja!. De todos modos, tras el análisis del contenido del capítulo dedicado al lenguaje y sus limitaciones era predecible que este tipo de cosas sucediera.

La diferencia entre energía y fuerza sería que la segunda posee un punto de aplicación y un sentido, pero lo que se aplica es energía. Einstein estableció en su teoría de la relatividad dos constantes universales, la velocidad de la luz y la existencia de una fuerza de inercia, es decir, que a toda fuerza que se aplique se le opone otra de signo contrario que surge como respuesta a la primera.

Una energía inicial proveniente de la gran explosión comenzó un proceso expansivo y desordenado en donde en todo caso, en medio de un enfriamiento progresivo, surgían pequeñas partículas másicas. En oposición a ésta energía centrífuga surge una fuerza inercial centrípeta, la gravedad, que frente al desorden a que se ve abocado originalmente el Universo impone un cierto grado de orden, una estructura a distintos niveles. El Universo se curva, las galaxias adquieren formas características, las estrellas y los planetas toman aspecto esférico. En las estrellas a la energía centrífuga y caótica nuclear se opone la energía gravitatoria ordenadora. El resultado es un equilibrio que da forma a la estrella y que causa la aparición de la luz. Ésta surge de la estrella en medio de otro proceso caótico y centrífugo llegando a los planetas. A esta manifestación caótica y desordenada luminosa se opone una manifestación ordenada: la vida que surge como energía de inercia ante la energía luminosa. A la energía ordenada vital se le opone una energía desordenada mortal, y a la muerte ¿se le puede oponer una transmutación energética que como último recurso independice la energía de la materia?. ¿Explicaría esta hipótesis el porqué la naturaleza ha originado estructuras de una enorme complejidad orgánica a partir de un enorme gasto de energía?.

El Universo inicial, según las leyes termodinámicas y de la entropía, debía ser mucho más ordenado que el actual. Es posible concebir a partes del Universo actual más ordenadas que al comienzo, si suponemos que ese orden está sólo presente en parte del Universo, mientras que el resto está mucho más desordenado de lo que debería estarlo si no hubieran aparecido estas estructuras ordenadas.

Explicamos que en el Universo se puedan encontrar estructuras muy ordenadas, a pesar de la tendencia general al desorden, lo que no aclaramos es por qué aparecen. Nuestra única interpretación de que el Universo sea como es, es que es así. Nuestra razón nos ha permitido llegar a este milagro de la lógica.

Los agujeros negros son estructuras fascinantes; Hopkins ha descubierto lo que pasa en el horizonte de sucesos de estas estructuras, sabemos ya lo que pasa allí. Sólo hay un problema: no existe la certeza irrefutable de su existencia y por tanto decir lo que pasa en sus proximidades es un ejercicio mental maravilloso, pero hoy por hoy poco más.

Qué decir de los agujeros de gusano, pequeños agujeros negros por los que sería posible viajar a otro Universo y otro tiempo, donde la materia y energía sufrirían transformaciones insólitas.

Sagan llega a decir que si queremos ver lo que pasa en un agujero negro miremos a nuestro alrededor, a los árboles, a los animales, a la Tierra. Y por qué no mirar en el interior de árboles y animales. ¿No estamos buscando demasiado lejos los agujeros negros?. ¿No seremos los seres vivos agujeros vivos por donde parte de la energía se independiza de la materia y trasciende.? ¿No podría ser tanta complejidad estructural como un enorme y complicado laboratorio en el que la energía pudiera perpetuarse, evitando la degradación y escapándose a las leyes de la entropía?.

Es claro que todos las profundizaciones que nos ofrecen la física teórica, la astronomía, la física de partículas y demás ciencias nos indican que el Universo es algo más que un puñado de bolas rodando por el espacio, que el espacio y el tiempo pueden ser "puenteados", quizás por la vida. La cantidad de relatos fantásticos que el hombre es capaz de crear, a veces disfrazados de cientificismo, nos hablan de otras realidades distintas a las perceptibles, pero el que no sepa que la realidad supera a la fantasía humana conoce muy poco de nuestra naturaleza.

¿Qué hay de toda la tradición humana sobre el espíritu y el alma, sobre otras vidas, la moderna parapsicología con la percepción de ciertas psicofonías, imágenes extrañas, fotografías de formas de energías?. ¿Seremos capaces alguna vez de abordar estos fenómenos e incorporarlos dentro de un corpus global del conocimiento humano? ¿Tienen algo que aportarnos?

Desde una perspectiva energética, y según mi idea, la vida terrestre para perpetuarse tiene que vencer la fuerza de la gravedad, ésta impide a la vida la salida de la Tierra y la condena a extinguirse ligada al destino del planeta. Gestionar la energía (por cierto, una cualidad metabólica) para conseguir vencer la energía gravitatoria y oponerse a la muerte total del sistema biológico enviando semillas vivas a otras zonas del Universo, sería una tarea irrenunciable de los seres vivos sobre la que además no deberían interferir. Los seres vivos no deberían ser conscientes del hecho, para de este modo no poder perturbar ni manejar a su antojo las necesidades de la comunidad biológica [ Nota 113 ].

Sin embargo esta explicación no justifica la existencia de la vida dentro del Universo. Quizás nunca jamás sea posible explicar el papel de la vida puesto que está condicionado a conocer el auténtico significado de lo que es el Universo y la vida, y ambos conceptos son inabordables para nosotros.

La cuestión es que a priori la evolución biológica no tendría porque ser más interesante quer otros temas, y sin embargo es difícil negar que tiene algo especial para atraer la atención del hombre. Las cosas no son interesantes en sí, deben haber personas que sean capaces de sentir interés por ellas, -las cosas son sólo interesantes para el que le interesan- y por tanto su interés depende de la preexistencia de la naturaleza humana. A mi modo de ver la evolución biológica apela al interés humano en cuanto que se integra en la cosmogonía, y en cuanto intenta contestar a las mismas preguntas que las religiones, como cuál es el origen del hombre y su destino. A pesar de que los científicos hagan continuas llamadas a la prudencia para evitar conclusiones irreales, no es menos cierto que es difícil que los aspectos evolutivos no contribuyan al patrimonio ideológico individual y colectivo. La evolución en términos "clásicos" establece un origen común, pero un destino separado para cada uno de los organismos. No obstante una perspectiva de macroorganismo rompe esta visión del destino. En el cuerpo humano las células nacen y mueren, de tal modo que cuando se produce la muerte de la persona, han transcurrido múltiples generaciones que se han sucedido y desaparecido. Cuando nos referimos al destino de los seres vivos que integran nuestro cuerpo distinguimos perfectamente el destino de las células del destino del organismo pluricelular e incluso asumimos que las células sobreviven en parte puesto que sus genes son los mismos que los de cualquier otra célula del individuo. En una concepción orgánica de un sistema este tipo de visiones son normales. Si la comunidad biológica de la Tierra formara un macroorganismo, sería evidente que cualquier especie superviviente contendría un altísimo porcentaje de genes que otras especies ya extinguidas albergaban en sus células. Incluso los aspectos más definitorios de la naturaleza de la vida en términos elementales, están contenidos en todos: nuestro mismo código genético, nuestra bioquímica común, las virtudes y debilidades intrínsecas a nuestra materia orgánica.

Es difícil negar que la explicación de la naturaleza de una parte pasa obligadamente por el conocimiento del todo. Por ello creo que los aspectos globales están llamados a jugar un papel cada vez más importante en el razonamiento de los científicos. Tal como dice Allen el método científico no es un patrimonio exclusivo del materialismo mecanicista. Así por ejemplo la metodología estadística analiza globalidades de las que deduce propiedades generales de los sistemas y es indudable que hoy en dia las compañías de seguros y las intituciones que dependen del comportamiento de grandes grupos fían en las estadísticas lo que demuestra su validez y confirma que es posible aproximarse a la fenomenología desde otras perspectivas. Creo que la ciencia del siglo XXI va a tener más en cuenta los aspectos holísticos que en el siglo XX -científicamente caracterizado por el mecanicismo y al que tenemos que agradecer mucho la raza humana-. La ciencia de este siglo es capaz de dar una respuesta al origen y al fin de cada parte de nuestro organismo, nos dice como y cuando nacieron cada una de los protones y electrones que nos forman, es incluso capaz de establecer como desaparecerán y en que plazo, sin embargo es incapaz de dar una respuesta a lo que va a pasar con los conjuntos de partículas, con los sistemas superiores, y por tanto no contesta sobre nuestro porvenir como entidades biológicas más alla de las partes y de lo material. Sin embargo la misma mecánica cuántica es una respuesta al mecanicismo. Lo que en esencia asume en el átomo es que la globalidad puede permitirnos aproximarnos al conocimiento de las partes, en este sentido marca un hito dentro de la ciencia del siglo XX, aunque quizá sería interesante dar un paso más para poder determinar hasta que punto el comportamiento de las partículas vendría explicado por las propiedades intrínsecas a ellas mismas, y por otro lado a las condiciones impuestas por el sistema atómico en el que se integran, y aquí tropezamos de lleno con los teoremas limitativos. Es lógico esperar que una ciencia dedicada al análisis de la materia y de las partes solamente encuentre respuestas parciales a las preguntas que se realiza.

¿Es la vida un mensajero entre planetas?; si es así ¿qué puede aportar a éstos?. ¿Es la vida un sistema inercial que se opone a la pérdida de energía del planeta?; esto podría explicar que en planetas con un alto efecto invernadero como Venus no existiera vida, puesto que las nubes reemplazarían su función, pero en planetas sin atmósfera sí debería existir vida, puesto que el calor que proviene del Sol se pierde rápidamente. ¿Es la vida un camino extraño que abre ventanas aún más extrañas a la energía?, ¿cómo vamos a explicarlo si no sabemos cuál es la naturaleza de la energía?.

La panespermia contempla la posibilidad de que la vida tenga su origen en un lugar extraterrestre. Introducidos en una mecánica universal de tipo panespérmico, el sistema biológico terrestre debería contribuir a la propagación de la vida. Desde luego una pregunta sumamente interesante es la siguiente: ¿qué sería mas eficaz para propagar un sistema biológico, fiar en los cometas y el azar para que a partir de moléculas desprovistas de vida, surja por generación espontánea la vida, o utilizar la energía que los seres vivos son capaces de obtener para dirigir a determinadas semillas vivas a largos y penosos viajes?. En todos los casos en los que se ha creido que se presentaban los procesos de generación espontánea, la ciencia ha demostrado que no se producían. Podemos decir que el único caso que la ciencia admite como posible es el que conduciría a la aparición de la vida en la Tierra. Es evidente que si no ha sido en este planeta, en otro lugar anterior ha tenido que surgir la vida en alguna ocasión por primera vez. Sin embargo una vez aparecida y llegado al grado tecnológico que en la actualidad posee nuestra especie y por tanto el sistema biológico terrestre, ya es posible pensar en llevar la vida a otros planetas. De hecho existen planes científicos que contienen estrategias de transformación de la superficie marciana que incluyen llevar la vida al planeta rojo [ Nota 114 ]. Nuestra tecnología se encuentra en una fase expansiva y muy poco podemos saber de los medios técnicos a nuestra disposición dentro de unos miles de años. La cuestión referente al modo en que la vida terrestre puede llegar a otros lugares queda abierta y se resolverá en el futuro. Al fin y al cabo el Universo está lleno de caminos espaciales y de astros ávidos de materia que contínuamente lanzan cánticos de sirenas disfrazados de energía gravitatoria, para atraer a la nave de Ulises que transporta los genes de la vida universal.

Es posible que algo más complejo que nosotros nos utilice para seguir siendo. Pero independientemente de lo que en esta obra se contiene, que puede ser aproximado a la realidad o no, existe un plano más inmediato a la vida del hombre, más ligado a su presente, a su interior y a su entorno. Creo personalmente que por mucho que descubra y explique la ciencia, la satisfacción del hombre se encuentra en su interior y en sus fronteras inmediatas, nunca en ningún agujero lejano, tiempo futuro o estructura superior. Nosotros no somos más que hombres y no estamos obligados a ser más que eso.



Sobre el autor


Miguel García Casas nace en 1955 en Valencia, España. Es Doctor en Ciencias Biológicas, Master en Gestión Medioambiental y Catedrático de Biología y Geología de enseñanza secundaria. Es persona de formación interdisciplinar y ha publicado libros y artículos en diferentes campos como la Biología, Filosofía, Pedagogía y Lingüística. Ha investigado, desarrollado y publicado -en edición nacional e internacional- juegos didácticos en soporte informático. En 1997 dos de estos juegos obtuvieron el primer premio internacional Innovalingua en la sede de Expolingua en Madrid. Actualmente mantiene la web Jugar y aprender Ciencias Naturales





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