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La Tierra, un planeta vivo (II): Una larga evolución

Francisco Carrillo Gil
http://redcientifica.com/autores...
Biólogo
 
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Hemos visto como nuestra Tierra se formó como un planeta interior más del Sistema Solar en un accidentado proceso. Una vez que se fue estabilizando nuestro sistema planetario, nuestro planeta ha pasado por un largo periodo evolutivo, aparentemente tranquilo, hasta la fecha actual, coincidente con la estable fase del helio en la que aun se encuentra nuestro sol. Sin embargo, a lo largo de este prolongado periodo, el planeta, con una considerable energía interna, no ha permanecido muerto y geológicamente ha estado y está muy activo, marcando, junto con determinados eventos cósmicos de nuestro entorno, los derroteros evolutivos de los seres vivos.



Los periodos de la historia de la Tierra

Para estudiar la historia de nuestro planeta, los geólogos han dividido esta historia en una serie de periodos o etapas, las divisiones geológicas que marcan la llamada escala del tiempo geológico. Estas divisiones están separadas por acontecimientos geológicos y biológicos de importancia que permiten una separación más o menos clara. Así, pueden ser grandes extinciones biológicas, importantes movimientos continentales, cambios significativos del clima, aparición de orogenias...; en la elaboración de estas divisiones, intervienen, por tanto, criterios diversos: paleontológicos (fósiles), estratigráficos (estratos de rocas), orogénicos (cordilleras montañosas), paleoclimáticos (climas pasados), megatectónicos (movimientos continentales), etc. Se establece una serie de divisiones jerárquicas con arreglo a los mencionados criterios, que, a efectos de este artículo, simplifico al máximo en la siguiente tabla:

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La tectónica de placas, consecuencia de un planeta caliente

La Tierra, como ya se ha dicho, tiene en su interior una considerable energía interna, que procede, en gran parte, de la energía gravitacional, al originarse el planeta y por otro lado de la derivada de los procesos radiactivos; esta energía (calor interno) mantiene al planeta en actividad geológica (es un planeta geológicamente vivo) y por lo tanto, su núcleo, su manto y su corteza están en continuo dinamismo. Analicemos dicho dinamismo.

La Tierra puede compararse a un motor cuyo combustible es esta energía interna. Todo el interior del planeta está en movimiento. Tanto el núcleo metálico (especialmente el núcleo externo fundido) como el manto, están en convección: las zonas más calientes se expanden, pierden densidad y suben; luego se enfrían, vuelven a hacerse densas y descienden; se establecen, así, las llamadas células convectivas; las altísimas presiones del interior del planeta facilitan el movimiento de este material, en principio sólido, en gran parte. Este flujo del material en convección, se transmite a la capa superficial del planeta y la rompe. Esta capa es la litosfera, capa sólida, rígida, y fría de unos 100 km de grosor, que comprende la corteza terrestre y una parte rígida y superficial del manto superior de la Tierra. Al fragmentarse esta capa se forman las placas litosféricas que se acoplan entre si como las piezas de un mosaico o puzzle;

Estas placas han ido variando en número, tamaño y forma a lo largo de la historia de nuestro planeta y pueden ser continentales, oceánicas o mixtas. Actualmente, hay siete grandes placas y alguna más de menor tamaño. Es en los bordes o márgenes de las placas donde se produce la mayor actividad geológica interna, como consecuencia de los movimientos convectivos del material del manto que, desde el interior, inciden sobre la litosfera y la rompen, por estos bordes de placa;

Se establecen, dos tipos de interacciones fundamentales entre las placas, en sus bordes:

  1. Alejamiento entre dos placas. Sucede como consecuencia de la salida de material fundido del manto a la superficie a través de las llamadas dorsales oceánicas, que a modo de cordilleras montañosas volcánicas sumergidas recorren los océanos como costuras de balón; este material emergente se solidifica y da lugar a suelo oceánico basáltico; de esta forma se crea litosfera oceánica y los océanos se extienden y crecen (expansión del suelo oceánico); se ha comprobado que los océanos actuales son estructuras geológicas jóvenes (no más allá de 200 millones de años de antigüedad en comparación con los 3.500 m.a. de los núcleos continentales más antiguos) y en continua renovación.
  2. Acercamiento entre dos placas. Cuando la biosfera oceánica se enfría, se densifica y tiende a hundirse en el manto; aparecen las zonas de subducción, en las cuales, dicha litosfera se hunde en el manto (subducciona) con una determinada inclinación, por debajo de otra placa que puede ser con borde continental u oceánico; de esta manera los suelos oceánicos (océanos) se destruyen en dichas zonas y se compensa su fabricación en las dorsales; por eso se están renovando continuamente; son como cintas transportadoras que por un lado salen (dorsales) y por otro entran (zonas de subducción); este movimiento en la horizontal de los océanos tira de los continentes y estos también se mueven en la horizontal (deriva de los continentes).

Las placas litosféricas son como grandes balsas interconectadas en movimiento sobre las que cabalgan los continentes, los cuales se alejan entre si, se acercan, incluso chocan y se forman supercontinentes que a veces son únicos en la Tierra y se llaman pangeas. Cuando la subducción del suelo oceánico se agota y el océano desaparece, el continente que viene detrás choca con la otra placa; si esta tiene un continente en su borde se produce el llamado choque o colisión continental y como consecuencia se construyen abruptas cordilleras montañosas: Tenemos un ejemplo reciente: la construcción del Himalaya como consecuencia del choque entre la India y Eurasia desde hace unos 65 m.a. En zonas de subducción también se construyen cordilleras montañosas u orógenos, debido a esta subducción; pero éstas son menos abruptas y flanquean zonas continentales como por ejemplo los Andes y las Montañas Rocosas.

Cuando en el planeta, hay una activa construcción de cordilleras como consecuencia de una mayor actividad geológica interna en un lapso de tiempo determinado o debido a un a etapa de deriva continental activa, después de la fragmentación de una pangea, decimos que estamos en un periodo geológico de orogenia (construcción de montañas), la cual puede durar varias decenas de m.a. Las dos orogenias más recientes han sido la herciniana (en el Carbonífero) que ha dado lugar, entre otras cordilleras, a los Apalaches y Urales, y la alpina (a partir del Triásico), la más reciente, que ha originado, las cordilleras actuales más representativas, como los Alpes, los Andes, las Montañas Rocosas y el Himalaya, las cuales son, como es lógico, las más jóvenes, abruptas y menos erosionadas del planeta.

Además de estos dos tipos de interacciones en los bordes de placa, también hay zonas geológicamente activas en el interior de las placas: son los puntos calientes, que pueden afectar al interior de continentes o al interior de océanos; son consecuencia del ascenso de columnas de material a alta temperatura, procedentes de la base del manto (plumas o penachos convectivos). Cuando este material llega cerca de la superficie, debido al descenso de presión, se funde y provoca vulcanismo; Ejemplos actuales son las islas Hawai en el océano Pacífico y la meseta basáltica del Decán (India) en el continente eurasiático.

Como se puede suponer, como consecuencia de las enormes tensiones que se producen por la fricción de las placas en sus bordes, en especial en las zonas de subducción y de choque continental, se producen todo tipo de manifestaciones geológicas endógenas en estos bordes, tales como terremotos, volcanes, construcción de rocas magmáticas de todo tipo y metamórficas, deformación de los materiales corticales (pliegues y fallas), formación de erógenos o cordilleras montañosas, islas y archipiélagos volcánicos (Japón, Filipinas,...) De esta forma, los bordes de placa son las zonas con mayor actividad geológica del planeta y esto lo sufren las poblaciones humanas que viven en dichas zonas, pues son castigadas por terremotos y erupciones volcánicas.


Los continentes se mueven y se transforman

¿Cuándo comenzó el dinamismo de la tectónica de placas? Ya hemos visto que las rocas de la corteza terrestre, en especial de la corteza oceánica, se reciclan con dicha actividad (ciclo de las rocas). Los estudios geológicos de las épocas tempranas de la Tierra muestran que la corteza continental es escasa en las etapas iniciales y con el tiempo, van surgiendo núcleos continentales cada vez más importantes: Groenlandia, Sudáfrica y Australia serían los primeros núcleos continentales. Se ha sugerido que los dos últimos podrían estar unidos.

En el marco de la era arcaica, la litosfera, recién consolidada, comenzaría su actividad con una tectónica de placas no muy diferente a la actual, en donde se fraguarían los primeros núcleos continentales. Recordemos que en las primeras etapas de esta era, existía: 1.- una atmósfera sin oxígeno libre, que generaba un efecto invernadero superior al actual (por la mayor abundancia de dióxido de carbono) y que compensaba la debilidad inicial del sol. 2.- Una hidrosfera moderadamente más cálida que la actual y más ácida. 3.- Una Tierra más caliente y por lo tanto una mayor circulación convectiva del manto y mayor actividad magmática en la superficie con magmas más calientes ¿tectónica de microplacas?

Los geólogos estudiosos de la historia de nuestro planeta consideran que cada ciertos periodos de tiempo, unos 800 m.a. la Tierra sufre pulsos, en los que hay máximos de producción de magmas, como consecuencia de reajustes en el manto al producirse en una etapa determinada avalanchas masivas de subducciones de litosferas oceánicas. Uno de estos pulsos ha coincidido con el límite era arcaica - proterozoica, hace unos 2500 m.a. Este máximo de producción de magmas coincide con la gran producción de corteza continental de esta época. A partir de esta fecha los pulsos han sido de menor cuantía, lo que se ha reflejado en una menor cantidad de corteza continental producida.

Una vez que se produjeron los primeros núcleos continentales, en los albores de la era arcaica, comenzó, como consecuencia de la actividad tectónica antes comentada el movimiento, la deriva continental. Se ha propuesto el llamado ciclo del supercontinente, definido como el periodo entre dos pangeas, que se fragmentan y se reúnen de nuevo. Recordaré que una pangea (=todas las tierras) es un supercontinente formado por la unión de todas las masas continentales que existen en un momento geológico determinado. Las pangeas son geológicamente inestables (no duran más allá de unos 100 m.a.). Se calcula un tiempo de unos 500 m.a. como duración de un ciclo supracontinental. Todas estas hipótesis están apoyadas por datos en el registro geológico de la historia de nuestro planeta. De todas maneras, hay que tener en cuenta, que a medida que investigamos y acudimos a registros mas alejados de nuestro presente los datos obtenidos son más imprecisos y las conclusiones son más inciertas.

Teniendo en cuenta este periodo de 500 m.a. y haciendo los correspondientes cálculos, se habrían formado unas 6 pangeas a lo largo de la historia de la Tierra. Solamente se han datado con cierta claridad las dos-tres últimas.

La formación de una pangea altera una serie de procesos geológicos y biológicos en el planeta: El nivel del mar baja (regresiones marinas) ya que los continentes, al juntarse, son comprimidos, la superficie cubierta por los océanos aumenta y la profundidad de estos se hace menor. Cuando la pangea se fragmenta y los continentes se separan y derivan, el nivel del mar vuelve a subir (transgresiones marinas). El clima también varía: durante la existencia de los supercontinentes y debido a las retiradas del mar (regresiones) hay mayor cantidad de rocas expuestas a la meteorización y erosión con lo que se consume mayor cantidad de CO2 y con ello se aminora el efecto invernadero y el clima se enfría, pudiendo aparecer una glaciación, favorecida, por otro lado, por la mayor facilidad con la que se enfría una gran masa continental. Además la biosfera sería menos diversa en una etapa de pangea, debido al menor aislamiento geográfico, favoreciendo las extinciones, como parece haber sucedido en las dos últimas pangeas; por otro lado, la existencia, en épocas supercontinentales de menos plataformas continentales (bordes de los continentes sumergidos) favorece la menor diversidad biológica, ya que en estas plataformas se establece una rica flora y fauna marina.

Los primeros continentes importantes detectados en el registro geológico, hace unos 2000 m.a., son los de Laurentia (parte antigua de Norteamérica) y Báltica (Escandinavia y Rusia); hace unos 1800 m.a., chocaron los dos anteriores continentes (los continentes cuando chocan dejan cicatrices o suturas de este impacto que se traducen en orógenos, que con el tiempo se erosionan, aunque quedan sus huellas en el registro geológico). En torno a esta unión, se ha sugerido que se formó uno de los primeros supercontinentes, cor incorporación de otros fragmentos continentales de las actuales Sudamérica, África, Asia y Australia. Esta primera pangea habría tenido una duración entre los 1800 y 1600 m.a. aproximadamente.

Alrededor de los 1100 m.a. los datos geológicos indican que se engendró otro supercontinente, al que se ha bautizado con el nombre de Rodinia. Tuvo una existencia más efímera que la anterior pangea pues comenzó a desmembrarse hace 1000 m.a., de una forma lenta, terminando este proceso hace unos 600 m.a.

A partir de la era paleozoica, el registro geológico es ya mas detallado, debido a su mayor cercanía a la época actual, y los avatares de los continentes se conocen mucho mejor. A comienzos de la era paleozoica, en el Cámbrico, existía un continente, llamado de Gondwana (antigua región de la India) formado por: África, Suramérica, Australia, La Antártica, India y partes de China. En cambio, Norteamérica y el fragmentado resto de Eurasia estaban aislados. Era época de transgresiones marinas y con relativamente abundantes plataformas continentales. Es este contexto tuvo lugar la llamada explosión cámbrica de la biosfera.

Fue a partir del Devónico cuando los continentes comenzaron a aproximarse para formar la pangea más reciente hasta la fecha; esta se formó en el Pérmico, hace unos 280 m.a. y en el Triásico (era mesozoica) comenzó a fragmentarse hasta la situación actual, de clara separación continental.


Épocas cálidas, épocas frías

Si analizamos los datos paleoclimáticos (climas antiguos del planeta), se puede establecer un "clima normal" de la Tierra en el que no hay glaciares a nivel del mar; son épocas cálidas en las que los hielos son poco frecuentes y que han acaecido a lo largo de cerca del 90% de su historia; en el resto del tiempo, nuestro planeta ha sufrido las llamadas glaciaciones, épocas frías, en donde los hielos, en forma de glaciares han invadido grandes masas continentales. Estas glaciaciones se han hecho más frecuentes a medida que nos acercamos a la edad actual, lo cual invita a pensar que tienen algo que ver con el progresivo enfriamiento de nuestro planeta.

Las glaciaciones, en especial la última (es, lógicamente, la que mejor se conoce) están divididas en periodos glaciares (máximo frío, el hielo avanza) e interglaciares (el hielo retrocede). Actualmente estamos en un periodo interglaciar de una glaciación, la última, llamada cuaternaria, que empezó hace 15 m.a. Se ha comprobado que una glaciación dura varias decenas de millones de años, mientras que los periodos glaciares tienen una duración de unos cien mil años, separados de cortos periodos interglaciares de unos 15 mil años (en la actualidad, nuestro periodo interglaciar debe estar tocando su fin). ¿Vendrá un nuevo periodo glaciar? Es probable que si, pues la glaciación no ha terminado ni mucho menos...

La primera glaciación datada es la glaciación huroniana (lago Hurón, en Canadá) de comienzos de la era proterozoica, hace unos 2300 m.a. y con una duración de 150 m.a. y que llegó hasta los trópicos. Después sobrevino un largo periodo sin glaciaciones de 1300 m.a. y a finales de la era proterozoica aparece el periodo mas frío de la historia de la Tierra, dando lugar a la llamada "tierra blanca", durante un tiempo que abarca desde los 850 hasta los 580 m.a.; en este periodo se han registrado glaciares en continentes cercanos al ecuador y se cree que hubo hasta cuatro glaciaciones seguidas.

Una hipótesis bastante convincente para explicar la causa de esta época de glaciaciones indica que la situación de la mayoría de los continentes cerca del ecuador en aquellas fechas traería como consecuencia un máximo en la meteorización química, proceso que consume CO2, el principal gas invernadero, por eso, la temperatura de la Tierra comenzaría a descender y el establecimiento de los primeros hielos reflejarían más calor (el color blanco es el que más calor refleja) y el enfriamiento de nuestro planeta se autoalimentaría hasta que los glaciares ocuparan también las tierras bajas y gran parte de los océanos se congelarían; posteriormente, el proceso se estabilizaría. Al cabo de algunas decenas de millones de años, la cantidad de CO2 aumentaría de nuevo, expulsado por los volcanes, principalmente, aumentaría el efecto invernadero y los hielos comenzarían a fundirse, terminando la época de glaciaciones. Se supone que la biosfera, como consecuencia de estos hechos, estaría al borde de la extinción.

Se han registrado tres épocas glaciares más recientes y de menor cuantía: la glaciación ordovícica, acaecida en este periodo de la era paleozoica, hace unos 475 m.a., la glaciación carbonífero-pérmica, que se corresponde con estos dos periodos paleozoicos, a partir de los 325 m.a. y la última glaciación, la nuestra, la más conocida, la noeógena o cuaternaria desde unos 15 m.a. hasta la fecha. Estas glaciaciones no han llegado a afectar a todos los continentes y océanos de la Tierra, como lo demuestran los registros fósiles, las tillitas (morrenas glaciares fosilizadas), que son indicadores paleoclimáticos de estos eventos. Así la glaciación ordovícica afectó a los continentes que por aquella época estaban en el hemisferio sur, que eran mayoría, la carbonífero- pérmica, afectó al continente de Gondwana (África, Suramérica, Australia, la India y Antártida) que era un continente austral y la neógena afecta a los continentes septentrionales (Norteamérica y Eurasia).

Una vez más, la distribución de los continentes en el globo terráqueo parece que es la causa principal, de el advenimiento de estas épocas frías; unas veces por situarse cerca del ecuador, con las consecuencias antes indicadas y otras por situarse grandes masas continentales cerca de los polos (caso de la última glaciación) con el consiguiente enfriamiento mas rápido; además la formación de cordilleras montañosas en épocas de orogenia, favorecería el establecimiento de glaciaciones: las cordilleras, no solo elevarían la altitud continental, con el consiguiente enfriamiento de los continentes, sino que también podrían alterar la circulación de corrientes oceánicas al cerrar estrechos o brazos marinos; en definitiva, el devenir o deriva continental altera no solo la evolución y distribución de los seres vivos sino que también provoca cambios en el clima, favoreciendo en determinadas circunstancias, el advenimiento de glaciaciones.

En cuanto a las causas de los periodos glaciares e interglaciares, bien datados en nuestra glaciación, parece ser, como ha comprobado el astrónomo Milankovitch, son las variaciones orbitales de la Tierra (variaciones en la inclinación y cabeceo del eje de giro y en la excentricidad de la eclíptica)


Un prolongado reinado de los microorganismos

Ya hemos visto en el artículo primero de esta serie, que la vida surgió en épocas muy tempranas en nuestro planeta; se calcula que una vez que aminoró el gran bombardeo meteórico, hace unos 3800 m.a.

Cómo y donde surgió la vida en la Tierra? La verdad es que no se sabe a ciencia cierta... Todo son hipótesis con más o menos fundamento: Puede que los primeros seres vivos procedan de biomoléculas que se ensamblaron en determinados ambientes terrestres propicios para originar las primeras células, o puede que los primeros seres vivos, se supone que bacterias, provengan del espacio (siembra espacial), o puede que sean estas biomoléculas las que provengan del espacio, traídas por cometas o meteoritos, al menos en parte; puede que las primeras células aparecieran en zonas superficiales, en costas marinas o en charcas, o puede que se formaran alrededor de chimeneas volcánicas submarinas, en el fondo del mar, protegidas de la agresividad del medio superficial de aquel entonces, o puede que surgieran del interior de la corteza terrestre, a algunos km de la superficie... Son hipótesis que se han propuesto y que no están lo suficientemente contrastadas. Es posible que nunca podamos estar seguros en este asunto tan escurridizo...

También se especula sobre que tipo de células fueron las primeras en aparecer sobre la Tierra: Uno de los investigadores sobre este tema ha escrito: "El antecesor no puede haber sido un organismo particular: era un conglomerado difuso de células primitivas que evolucionó como una unidad y que en un momento dado se desarrolló hasta un punto en el que se separó en comunidades distintas, que a su vez se convirtieron en las tres líneas principales de la vida: bacterias (procariotas), arqueas y eucariotas." Tengo que señalar que las arqueas o arquibacterias son microorganismos descubiertos no hace mucho con mayores semejanzas génicas con las células eucariotas (células no bacterianas) que con las verdaderas bacterias por lo que se las considera más próximas a estas células eucariotas desde un punto de vista evolutivo que a las bacterias; muchas de ellas, aunque no todas, son extremófilas, es decir que viven en ambientes extremos (de alta salinidad, de extrema acidez, de muy bajas, o de muy altas temperaturas), precisamente, se ha especulado con que algunos de estos microbios extremófilos, por ejemplo los termófilos (altas temperaturas), pudieron ser células dominantes en las primeras etapas de nuestro planeta, con una corteza y superficie terrestres todavía muy calientes.

Lo que si se cree es que en estas primeras etapas hubo una considerable transferencia génica horizontal, además de vertical, es decir las células primitivas se intercambiaban entre sus diversas poblaciones genes con bastante facilidad, independientemente de la transmisión génica en el tiempo por reproducción; esto daría lugar a una biosfera primitiva mucho más plástica, con mucho hibridismo y mezcla genética entre las primeras células.

Recordaré que las adquisiciones evolutivas y metabólicas básicas de las células microbianas ya se adquirieron a lo largo de la era arcaica: metabolismo heterótrofo, metabolismo autótrofo (fotosintético y quimiosintético)... Eso si, las primeras células fueron anaerobias, viviendo en ambientes sin oxígeno, ya que este, como ya hemos visto, no comenzó a abundar, debido a la actividad fotosintética de bacterias fotosintéticas precisamente, hasta entrada la era proterozoica, hace unos 2000 m.a.

No hay muchos registros fósiles de microorganismos de la era proterozoica, y menos de la era arcaica, por razones obvias; los fósiles más claros y abundantes son los estromatolitos, ya mencionados en el artículo anterior, dejados por comunidades de bacterias, fundamentalmente fotosintéticas, ya desde hace 3500 m.a. Hace unos 2200 m.a. ya debió de existir un plancton de bacterias considerable en los océanos de la época. Hace unos 2000 m.a. aparecen el la formación fosilífera de Gunflint (Canadá) y en otras equivalentes de la época, microfósiles filamentosos complejos en comunidades estructuradas.

Cuándo surgieron las primeras células eucariotas? En 1999, la detección de esteranos (lípidos que solo fabrican las células eucariotas) en rocas de hace 2700 m.a. sugiere que estas células se separaron del tronco ancestral celular mas temprano de lo que se creía, ya en la era arcaica; de todas formas las primeras evidencias fósiles de estas células, las nuestras, datan de hace 1700 m.a. (los llamados acritarcos)

La aparición de estas células eucariotas es uno de los saltos evolutivos más importantes en la aparición de seres vivos cada vez más complejos. Y se consiguió, en gran parte, mediante una herramienta evolutiva de gran eficacia en la evolución: la asociación entre seres vivos; en este caso asociación intracelular mediante endosimbiosis con beneficio mutuo para las células que se asocian; ancestros eucariotas, para adaptarse a ambientes cada vez más ricos en oxígeno, se asociaron simbióticamente con bacterias aerobias, que ya se habían adaptado a este suceso, provocado, como recordaremos por la contaminación ambiental de bacterias fotosintéticas, tiempo atrás, y surgieron las mitocondrias, orgánulos respiratorios de todas las células eucariotas actuales, resultantes de la evolución intracelular de estas bacterias respiratorias asociadas, quizá por fagocitosis. Enseguida aparecieron otras asociaciones más; otra que también parece evidente es la que dio lugar a los cloroplastos de células eucariotas como algas y plantas: asociación con bacterias fotosintéticas, que luego se transformarían en estos orgánulos; también se han propuesto otras asociaciones que no parecen tan claras; incluso, para algunos científicos, el núcleo de la células eucariotas procedería de arqueas asociadas de esta manera.

Así surgió la célula eucariota moderna, que es más grande y compleja que la bacteriana: Su genoma es mas numeroso, complejo y estructurado y está protegido por una membrana nuclear, con lo que aparece el núcleo verdadero de las células; además el citoplasma celular tiene más orgánulos, como las mitocondrias y cloroplastos mencionados, entre otros, y está compartimentado por membranas internas; por otro lado surge la reproducción sexual con lo que se garantiza una transmisión de genes mezclados en la vertical con una aportación génica de la célula materna y otra de la célula paterna; de esta forma hay mayor variedad de genes en los descendientes y se acelera la evolución, favoreciendo una mayor plasticidad génica para adaptarse a los posibles cambios ambientales de forma más eficaz; pero por otro lado la reproducción sexual trae consigo la muerte programada de las células eucariotas, pues los descendientes ya no son iguales ya que tienen genomas diferentes a sus progenitores; téngase en cuenta que las bacterias, se reproducen asexualmente por bipartición y los descendientes son clónicos genéticos de sus predecesores; únicamente las mutaciones pueden variar de forma sistemática el genoma a lo largo de las generaciones; de todas formas, las bacterias también practican, de forma más esporádica, la sexualidad y por lo tanto el intercambio de genes, en la conjugación bacteriana, que es una especie de cópula entre bacterias; tampoco hay que olvidar otras formas de intercambio de genes que afectan, tanto a las bacterias como a las células no bacterianas y que colaboran al aumento de la variabilidad génica, como son el intercambio de genes en la horizontal a través de virus.

Con la estabilización de un ambiente oxigenado, hace unos 1600 m.a., se diversifica la vida aerobia y poco después, hace unos 1400 m.a., se produce otro hito en la evolución y expansión de los seres vivos: la colonización del medio terrestre, no marino, por los microbios, principalmente cianobacterias al principio... Esto se debió al establecimiento de la capa de ozono estratosférica que filtraba las radiaciones UV de onda corta, perjudiciales para el genoma celular, como ya se indicó, y que abrió camino a la conquista del medio terrestre, por la vida, por aquel entonces, todavía microbiana.

Hace unos 1300 m.a. según el registro fósil, ya se diversificaron las primeras algas marinas pluricelulares con lo que surge otro de los grandes saltos evolutivos: la aparición de los seres pluricelulares a partir de células eucariotas; las bacterias, como mucho, forman colonias con diversas estructuras, pero no auténticos seres pluricelulares. La aparición de la pluricelularidad es otro "invento" evolutivo importante en la construcción de seres vivos cada vez más complejos: se puede entender como una asociación de varias células de la misma especie con un beneficio mutuo, ya que dan lugar a organismos más complejos, autosuficientes, y más independientes del ambiente; pero estas y otras ventajas requieren pagar un precio como es la pérdida de independencia por parte de las células que se asocian y con la especialización de trabajo celular que enseguida surge, para la mayor eficacia del organismo pluricelular, las células ya no pueden vivir separadas y dependen del organismo creado, sacrificando su vida, si es necesario, para que el ser pluricelular viva y prospere. La forma de construir un organismo pluricelular parece simple en principio: al reproducirse por mitosis una célula originaria, sus descendientes no se separan y va formándose un conjunto de células cada vez más numerosas en un organismo multicelular.

Estas células eucarióticas primitivas han sido incluidas por los biólogos en el reino de los protistas (organismos eucariotas unicelulares) y con la aparición de la pluricelularidad, primero en las algas y luego en los hongos, plantas y animales, se ha modificado este reino y se ha pasado a llamar protoctistas, en donde se incluyen las células eucariotas primitivas y derivadas que han dado lugar a las algas unicelulares y posteriormente pluricelulares, a ciertos grupos de hongos primitivos y los antiguos "animales unicelulares", es decir los protozoos. Los reinos de eucariontes restantes, comprenden seres típicamente pluricelulares como los hongos, las plantas (vegetales adaptados a un ambiente terrestre) y los animales.

¿Cuándo surgieron los animales? Desde luego aparecieron después que las algas pluricelulares y quizás después de los hongos pluricelulares. Los biólogos moleculares han predicho, a juzgar por las diferencias genéticas con otros eucariotas, que los animales debieron aparecer hace unos 1200 m.a., pero el registro fósil no ha permitido encontrar animales de más allá de 600 m.a., en las cercanías de la era paleozoica.

En este contexto hay que situar la famosa "fauna" fósil de Ediacara (al sur de Australia) en rocas con una edad entre 700 y 570 m.a., en plena "tierra blanca o congelada", en el fondo de mares someros. Al analizar estos organismos llamó la atención su aspecto experimental: más del 70% presentan extravagantes arquitecturas sin equivalente actual y con estilos de vida diversos que aparecen en el registro fósil por primera vez: habitantes del fondo, reptantes, excavadores y filtradores; únicamente no aparecen los depredadores y carroñeros, que se supone, son estilos de vida de invención posterior. Estos organismos nos plantean una serie de interrogantes: ¿Por qué no hay equivalentes posteriores? ¿Fueron un ensayo fallido de formas de vida pluricelulares? Incluso para algunos biólogos, no son animales, sino seres procarióticos o bacterianos que alcanzaron una pluricelularidad que no prosperó. Es probable que los organismos ediacarenses, que vivieron en un periodo de frío extremo (en plena tierra blanca), coexistieron con animales auténticos, como gusanos que debieron ser de los grupos animales más tempranos, junto con los pólipos y esponjas.


Conclusión

Como hemos visto a lo largo de este artículo, en la era arcaica, la Tierra ya se ha estabilizado, y aunque suceden eventos catastróficos como pueden ser cambios climáticos bruscos (glaciaciones), impactos meteoríticos de consideración (ya menos frecuentes) y extinciones biológicas como consecuencia de lo anterior, las condiciones ambientales de nuestro planeta dan lugar a un prolongado reinado de los microorganismos y únicamente cuando el ambiente se enriquece lo suficiente en oxígeno y aparece la capa de ozono, los seres vivos, que son persistentes y se adaptan a los ambientes más insospechados, evolucionan y dan lugar , primero a células eucariotas modernas, perfectamente adaptadas al oxígeno, luego conquistan el medio terrestre y en un tercer paso, aparecen los seres pluricelulares.

En un tercer artículo, me ocuparé con más detalle, de los sucesos geológicos, biológicos y, por que no, astronómicos, que marcaron el devenir de nuestro planeta en tiempos recientes, en el eón fanerozoico.



Sobre el autor


Francisco Carrillo nació en Zaragoza en 1952. Es licenciado en Ciencias Biológicas por la Universidad Complutense de Madrid. Actualmente es catedrático de Biología y Geología del Instituto de Enseñanza Secundaria LEGIO VII de León (capital).





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