ISSN: 1579-0223
 
Sentience Research
REDcientífica
· Misión de REDcientífica
· Contacto
· Condiciones de publicación
· Consultar todos los documentos
· Consultar todos los autores
· Acceso usuarios registrados
· English version


PORTADAS
40  41  42  43  44  45  46  47  48  49  50  51  52  53 

BOLETINES
40  41  42  43  44  45  46  47  48  49  50  51  52  53 

TEMAS



ENLACES

¿Ceda el Paso o Stop? Fundamentos de elección conforme a la adecuación funcional.

Luis M. Xumini Soler
Investigador de accidentes y la seguridad vial
 
ImprimirEnviar

Se muestra que colocar una u otra señal tiene consecuencias, por lo que tal decisión debe adoptarse fundadamente en criterios de seguridad funcional, así como algunos problemas derivados de la instrucción del Stop.

Publicado en 2002 en el Foro sobre Seguridad Vial de la Fundación CENATTEV


¿Ceda el Paso o Stop? Fundamentos de elección conforme a la adecuación funcional.

Luis M. Xumini Soler.

¿Ceda el Paso o Stop? Es el dilema al que se enfrentan ingenieros, policías y todo aquel que tiene que colocar una señal que regule la preferencia de paso en un cruce, intersección o acceso.

La respuesta no es tan inocua como pudiera parecer a simple vista, pues el colocar una u otra señal tiene trascendencia en varios aspectos del tráfico, veamos:

Economía. El Ceda el Paso sólo obliga a detenerse en caso de que no se pueda continuar la marcha, mientras que el Stop siempre obliga a detenerse por completo, lo que comporta un mayor gasto de combustible y desgaste de las piezas de los vehículos por las repetidas secuencias de parada y arranque en el sistema, lo que conlleva un mayor coste económico y un mayor consumo de recursos naturales. El Ceda el Paso es el más barato.

Ambiente. El hecho de que el Stop comporte un mayor gasto de combustible y de piezas de los vehículos por las repetidas secuencias de parada y arranque en el sistema, produce como efecto secundario mayor contaminación, tanto por los gases del combustible como por la mayor cantidad de residuos de las piezas a sustituir en lo vehículos. El Ceda el Paso es el menos contaminante.

Fluidez. El Ceda el Paso sólo obliga a detenerse en caso de que no se pueda continuar la marcha, mientras que el Stop siempre obliga a detenerse por completo, o lo que es lo mismo, el Ceda el Paso sólo corta el movimiento en el sistema cuando es necesario y el Stop lo corta siempre. Teniendo en cuenta que la forma elemental de conseguir fluidez es evitar detener el movimiento lo máximo posible, el Ceda el Paso es el que proporciona más fluidez.

En los tres aspectos la ventaja del Ceda el Paso es evidente, luego por economía, fluidez y limpieza del ambiente el Stop no debe utilizarse por los efectos negativos que provoca. Queda por despejar la cuestión de la seguridad funcional del sistema o seguridad vial, puesto que es la única que puede justificar el empleo del Stop.

Atendiendo a la función que tienen que cumplir esas señales en el funcionamiento del sistema, en ambas es la misma: advertir de la existencia de un cruce, intersección o acceso en el que no se tiene preferencia de paso y la obligación de que hay que cederlo a los otros vehículos. Por lo que desde la perspectiva funcional no se aprecia ninguna cualidad que las diferencie salvo una obligación en la instrucción.

Y en ese aspecto se aprecian ventajas para la seguridad funcional en la instrucción del Ceda el Paso, porque el tiempo de permanencia total en la zona de conflicto es siempre mayor con el Stop que con el Ceda el Paso, que sólo se iguala con aquel cuando necesariamente hay que detenerse por completo, dado que cuando no es así se parte con una velocidad mayor a 0, mientras que en el Stop siempre hay que partir de 0 K/h.

Desde la perspectiva legal, la instrucción del Stop impone una obligación de acción, detenerse siempre, mientras que el Ceda el Paso deja la acción de detenerse a las necesidades del funcionamiento del sistema, pero hay que tener presente que la seguridad funcional del tráfico o seguridad vial no es una cuestión de acciones legales, sino de acciones funcionales necesarias para su correcto funcionamiento material.

Y al acercarse a una intersección, cruce o acceso, la necesidad funcional de la detención total depende de que existan las condiciones de percepción de la distancia de visibilidad necesaria, para que el conductor decida si continua o se detiene ante la presencia de un vehículo en la vía principal. Por lo que tan sólo existe un caso en el que la seguridad funcional aparentemente aconsejaría colocar el Stop, y son aquellas situaciones que por el diseño de la vía, obstáculos, edificaciones, vegetación, vehículos estacionados, etc., el punto de percepción de la distancia de visibilidad necesaria, sea tan crítico que no pueda asegurarse sobre la marcha con tiempo para detenerse si viene algún vehículo por la otra vía.

Pero en la práctica ello tampoco se termina de mostrar como necesario para el buen funcionamiento del sistema, dado que en las ciudades en cruces e intersecciones con el punto de visibilidad crítico, se señaliza habitualmente con Ceda el Paso, y sin embargo, los conductores se detienen completamente. Y ello es porque lo que determina realmente esa detención en el funcionamiento material del sistema no es la obligación legal de detenerse, sino la falta de percepción de la distancia de visibilidad necesaria para poder decidir si continua la marcha o no. Y ante la imposibilidad de decidir, se impone la acción lógica y necesaria, la detención, acción que ejecutan los conductores con la señal de Ceda el Paso -y sin ella- a menos que tengan problemas con la percepción de la propia intersección o de la señal, con la velocidad de aproximación, con la fuerza de fricción, con los mecanismos del vehículo, con errores inducidos por la ordenación anterior, despistes y malas condiciones psicofísicas o problemas estrictos de comportamiento. Problemas todos ellos que se manifestarán de igual forma con el Stop, ya que no se pueden solucionar usando una u otra señal, porque sus causas no tienen relación con el hecho de cual de ellas sea.

Y es cuestión distinta el que se detengan ante la falta de visibilidad con el hecho de tener un accidente al reiniciar la marcha, porque sus causas no tiene relación posible con el hecho de que exista señal o de cual sea ésta, puesto que ya se produjo la detención como debía hacerse.

Hay que precisar que el empleo del Stop como solución a deficiencias en la distancia de visibilidad necesaria es inútil, la señal nunca las puede solucionar dado que es una cuestión de seguridad distinta que exige solución propia y que no es ahora momento de exponer.

Y se hace esta matización porque una de las causas del empleo masivo del Stop, es una creencia que pertenece a la mitología del tráfico -que también existe- y que otorga poderes mágicos a esa señal, el poder de solucionar defectos en la distancia de visibilidad necesaria, y el de salvaguardar las responsabilidades del titular de la vía.

Tal creencia o mitología no es más que el resultado de contemplar el tráfico con perspectiva legalista a la vez que reducida e irreal, creyendo -puro mito- que el funcionamiento del sistema es una cuestión de cumplir normas jurídicas, y es desde esa perspectiva mitológica desde donde parece que hay quien argumenta que la obligación del Stop salvaguarda otras responsabilidades al derivarlas sobre el usuario. Argumentación que es de tal candor que se tarda en desmontarla -lógica, jurídica y técnicamente- lo que dura un caramelo en la puerta de un colegio.

Lo que salvaguarda las responsabilidades es señalizar, proyectar, construir y mantener conforme a las condiciones funcionales necesarias, porque es lo que proporciona la seguridad funcional del sistema de la que depende la seguridad de las personas, lo demás pertenece al ámbito mitológico, a la creencia de que todo depende de falsos dioses, que en este caso son las normas jurídicas que regulan el uso del tráfico, pero los sistemas materiales no se controlan ni con creencias ni con mitos, sino con lógica.

El empleo masivo del Stop, colocándolos cuando no existe justificación funcional para hacerlo, además de los evidentes efectos adversos en la economía, la fluidez y el ambiente, y los efectos negativos para la seguridad según circunstancias, momento y lugar, también provoca que los usuarios no los respeten, actuando como si fuesen Ceda el Paso, puesto que no ven la necesidad funcional de esa parada obligatoria, porque realmente no existe cuando se dan las condiciones materiales necesarias para no efectuar la detención. Lo que provoca otro efecto secundario adverso, un claro aumento de infracciones y sanciones de difícil justificación lógica para la seguridad funcional del sistema, aunque pueda serlo desde la perspectiva legal. Pero es ésta la que debe ajustarse a aquella y no lo contrario, porque nunca deben imponerse legalidades teóricas sobre las funciones y el funcionamiento empírico de un sistema material, porque se pueden crear disfunciones que causan la muerte, esto es, que por irracional es una temeridad.

En conclusión, de mantenerse las actuales condiciones en su instrucción, el empleo del Stop debe restringirse al máximo y sólo para remarcar una intersección o cruce con el punto de percepción crítico.

Y el caso es que el Stop es una señal con buenas cualidades de forma, contraste y color para la seguridad funcional, a condición de eliminar de su instrucción la obligación de la detención, pues ello es lo que provoca los efectos adversos y el dilema en la decisión.

Por lo tanto, la solución pasa inexorablemente por modificar la instrucción, estableciendo la detención obligatoria sólo en el caso de que no exista visibilidad anticipada para percibir la distancia de visibilidad necesaria, lo que ajusta su contenido a la realidad del funcionamiento material del sistema y a la lógica de los usuarios.

Ello permitiría mantener las señales actualmente colocadas sin los efectos innecesarios y adversos, así como la flexibilidad para usarla sin dilemas en remarcar intersecciones, cruces o accesos que, por diversas condiciones adversas, aconsejen aprovechar sus buenas cualidades cuando se encuentra colocada en las condiciones que exige su función, que es tema distinto.

Y hay que repetir que el funcionamiento del tráfico no es cuestión legal e ideal, sino funcional y empírica, lo contrario no pertenece al ámbito de la lógica, sino al de la mitología, que en pleno siglo XXI sigue imperando en la vida cotidiana del hombre y no sólo en el tráfico.



Otros documentos del mismo autor




© Copyright 2002 Luis M. Xumini Soler.
© Copyright 2002 REDcientífica.
Todos los derechos reservados.


[Evaluar este artículo]








              Misión de REDcientífica              Condiciones de publicación              E-mail de contacto



  Bookmark and Share