El "estar bien" para los actuales rectores del mundo y para la mayor parte de los humanos, consiste, tanto a nivel comunitario como a niveles individuales, en disponer de dinero para cosas. Sin dinero no hay cosas y sin cosas no es posible "estar bien" en nuestros días. El dinero se erige así en símbolo e ídolo de una civilización. El dinero se antepone a todo; llegado el caso, incluso al hombre. Ante la oportunidad de multiplicar el dinero, los valores que algunos aun respetamos, son sacrificados sin vacilación.
La eficacia, la producción espectacular, o lo que es lo mismo, el dinero se antepone igualmente a la integridad y la dignidad humanas. Este error de enfoque ha venido a convertir al ser humano en una pieza mas -e insignificante- de este ingente mecanismo que hemos montado. La tecnocracia no casa con eso de los principios éticos, los bienes de la cultura humanista y la vida de los sentimientos. En el siglo de la tecnología, todo eso no es sino letra muerta. La idea de Dios, y aun toda aspiración espiritual, es borrada en las nuevas generaciones. Encarados a esta realidad, nada puede sorprendernos que la corrupción se enseñoree de las sociedades modernas. El viejo y deplorable aforismo de que cada hombre tiene su precio alcanza así un sentido literal, de plena y absoluta vigencia, en la sociedad de nuestros días.
El desarrollo humano no es sino un proceso de decantación del materialismo sometido a una aceleración muy marcada. Al teocentrismo medieval y al antropocentrismo renacentista ha sucedido un objeto- centrismo que, al eliminar todo sentido de elevación del hombre le ha hecho caer en la abyeccion y la egolatría. Con el dinero, y tal vez incubada en él, la ambición de poder, la dominación.
Tal anhelo de dominación se manifiesta en las relaciones individuo a individuo, de Estado a individuo y de Estado a Estado donde en la cúspide de la pirámide podemos colocar a los EE.UU.. Señalar tres características de estos tiempos.
Mayor preocupación que hacer justicia ha sido para los gobernantes buscar la manera de entretener al pueblo para que no la pida, esto es, para que no alborote, para que no de guerra. La era supertécnica ha venido a descubrir que también existen juguetes para entretener a los adultos y borrar de sus mentes cualquier idea de participación y responsabilidad.
La televisión "el juguete" por antonomasia, merced al cual el pueblo no solo no piensa, sino que incluso facilita la posibilidad de conducir su pensamiento, de hacerle pensar lo que nosotros queremos que piense. Así el interés por su juguete acaba por enervar en el hombre otros intereses superiores.
La alineación se produce entonces como fenómeno general y masivo. Mas si esto, hasta cierto punto, es comprensible, no lo es, en cambio, que admitamos que esta inhibición se fomente desde arriba, mediante el control de este juguete (TV, prensa, radio...), único alimento espiritual de un elevadísimo porcentaje de seres humanos. La difusión de consignas, la eliminación de la critica, la exposición triunfalista de logros parciales o insignificantes y la misma publicidad subliminal, van moldeando el cerebro de millones de televidentes que, persuadidos de la bondad de un sistema, o simplemente fatigados, pero, en todo caso, incapacitados para pensar por su cuenta, terminan por hacer dejación de sus derechos cívicos, encomendando al Estado-Padre hasta las mas pequeñas responsabilidades comunitarias. El hombre de esta manera, se despersonaliza y las comunidades degeneran en unas masas amorfas, sumisas, fácilmente controlables desde el poder concentrado en unas pocas manos.
El ansia de poder de unos hombres sobre otros, la obsesión de control de las palabras de los súbditos por parte de los gobiernos, hace tiempo que desbordaron resortes tan primarios como la censura de correspondencia y la intervención telefónica.
La LSSI y Echelon (http://www.geocities.com/mugartexxi/echelon.htm) son una realidad, el hombre actual se sabe vigilado o, lo que quizás es peor, siente sobre sí la posibilidad de ser vigilado. En este punto, la técnica viene haciendo autenticas maravillas.
El afán de dominación del hombre sobre el hombre y de la organización sobre el hombre no se para en barras. Por otro lado, el vació, cada día más profundo, entre la técnica y la ley, acrecienta nuestro desvalimiento al tiempo que aumenta el desasosiego y el miedo.
La UNESCO recomienda a los Estados la asunción de unas normas base para la formulación de un código internacional que proteja el derecho a la vida privada. Pero uno se pregunta, lleno de zozobra y ansiedad: ¿No serán los Estados los primeros interesados en tolerar tales aberraciones si el uso de las herramientas mencionadas viene a consolidar su autoridad y su poder?
La burujabetza que afecta a cuestiones de soberanía, libertad y derechos humanos no es un valor en sí mismo, solo tiene valor en la medida que refuerza la libertad y los derechos de las personas. Los pueblos son sujetos de derechos derivados de los derechos de las personas, algo a lo que se opone la doctrina oficial, la doctrina del poder tanto en el ámbito político como en el socioeconómico que prefiere reducir a la población a su papel adecuado de espectadores patéticos, pasivos y obedientes.
Este poder global concentrado tiene su centro principal en EE.UU. y tiene distintos nombres dependiendo de que aspectos de la soberanía y la libertad se tengan en mente.
Así pues, algunas veces se le llama Wall Street/Departamento del tesoro, OTAN, Organización Mundial del Comercio, CIA ,Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional... una trama de mega corporaciones, a menudo vinculadas entre sí por alianzas estratégicas que administran la economía global que tiende hacia el oligopolio en la mayoría de los sectores y que se apoya considerablemente en el poder estatal para socializar los riesgos y sojuzgar a los elementos recalcitrantes.
Un mundo que agoniza
Miguel Delibes
Plaza y Janes editores. ISBN.- 84-01-42286-8
Estados canallas
Noam Chomsky
Ediciones Paidos. ISBN.- 84-493-1152-7
El poder en la sombra.
La globalización y la muerte de la democracia.
Noreena Hertz
Planeta. ISBN.- 84-08-04279-3