El cambio climático es un hecho reconocido en todos los ámbitos internacionales y es producido por la ambición del hombre descontrolado, que no pone medidas a sus acciones, no le importa destrozar los recursos de la naturaleza y siembra la destrucción allá donde su tecnología avanzada le permite obtener un beneficio a corto plazo, sin reparar en los daños irreversibles que ocasiona a nuestra única morada y que es, o debería ser, un legado a conservar para las generaciones presentes y futuras.
Nos encontramos ante una sociedad que ha fracasado y que no sabe salir de su propio error. Un capitalismo agresor que ha hundido todo intento de salir a flote y que se ha fundido en el crecimiento sin medida, acaparando las instituciones del Estado y sembrando el terror en las economías libres de mercado, llevando a la Tierra a un desastre sin control.
Existen medidas muy inteligentes para combatir este caos al que nos estamos enfrentando, medidas eficaces que podrían ponernos rumbo hacia la gobernalidad de nuestro entorno y patrimonio natural. Naom Klen, en su libro “Esto lo cambio todo. El capitalismo contra el clima”, resalta que si seguimos la tendencia actual de dejar que las emisiones crezcan año tras año, el cambio climático lo transformará todo en nuestro mundo. Las grandes ciudades terminarán muy probablemente ahogadas bajo el agua, culturas antiguas serán tragadas por el mar y existe una probabilidad muy alta de que nuestros hijos e hijas pasen gran parte de sus vidas huyendo y tratando de recuperarse de violentos temporales y de sequías extremas. Y no tenemos que mover un dedo para que ese futuro se haga realidad. Basta con que no cambiemos nada y simplemente sigamos haciendo lo que ya hacemos ahora, confiados en que alguien dará con el remedio tecnológico que nos saque del atolladero.
¿Qué maquina inventada por el hombre será capaz de replantar las selvas que están siendo destruidas, el hielo del ártico que se está fundiendo, los frecuentes terremotos que se están produciendo, los tornados destructores que cada año son más poderosos? El sistema de vientos planetarios está alterándose y produciendo una cascada de fenómenos naturales impredecibles debido a la destrucción de los bosques tropicales que se encuentran en el ecuador de nuestro planeta, en el mismo lugar de donde parten los vientos y corrientes que regulan “la sangre” de nuestra Tierra. Y esa destrucción masiva de las selvas, que como efecto dominó está afectando al calentamiento del mar y a la normal regulación de una naturaleza sabia, es producida por multinacionales que apoyados por los gobiernos y sus políticos, consienten el saqueo continuado de unos recursos que no son ilimitados y por consiguiente es una práctica suicida de la propia especie humana capitoneada por el capitalismo y todo lo que conlleva a una falta grave de respeto hacia nuestro entorno.
Dependemos de los frutos de nuestro planeta y si somos incapaces, como así parece, de proteger nuestro mundo, nuestra especie está abocada a su autodestrucción.