ISSN: 1579-0223
 
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Despertando del Sueño del Meme[1]

Susan Blackmore; Kepa Egiluz[2]
http://www.zendodigital.net/
 
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Existen al menos dos sistemas capaces de desmantelar los complejos meméticos: la ciencia y el zen. La ciencia trabaja de esta forma debido a sus ideales de verdad y búsqueda de evidencias. No siempre se mantiene a la altura de estos ideales, pero en principio es capaz de destruir cualquier complejo memético falso poniéndolo a prueba, demandando verificación o concibiendo un experimento. El zen también hace esto, aunque los métodos son completamente diferentes.



Introducción por Kepa Egiluz

En 1976, Richard Dawkins escribió El Gen Egoista, un libro sobre la ley de la selección natural de Darwin que se convertiría en un best-seller. El libro defiende la tesis de que la evolución de las especies ocurre no en interés de las especies, ni de los grupos de individuos, ni siquiera en beneficio del organismo individual, sino en interés de los genes, supuestos motores evolutivos de la naturaleza merced a su capacidad de autorréplica. Así, su "éxito" se mediría en términos de propagación y duración en el espacio y el tiempo.

El principal replicante que consideraba era, pues, el gen: una unidad de información codificada en el ADN y que dirige la síntesis de proteínas. Sin embargo, hacia el final del libro, menciona la existencia de un segundo tipo de replicante en este planeta: el meme.

El meme es definido como una unidad de información (o instrucción conductual) almacenada en un cerebro y transmitida por imitación de un cerebro a otro. Dawkins daba como ejemplos de memes: las ideas, las melodías, las teorías científicas, las creencias religiosas, las modas, y habilidades tales como nuevas formas de hacer una cerámica o construir un arco.

Por tanto, el meme sería a la psicología lo que el gen es a la biología. O, si se quiere, genética es a la naturaleza-cuerpo-materia lo que memética es a la cultura-mente-espíritu. La evolución natural ocurriría ahora por mediación de la actividad superpuesta y combinada de ambos tipos de replicantes, genes y memes. Aún más, el mecanismo de réplica, complejización y propagación de los memes ocurriría de una manera exactamente análoga a la de los genes, de suerte que los memes serían tan egoístas como los genes, obrando exclusivamente en su propio beneficio.

En Una Teoría del Todo [ Nota 3 ], Ken Wilber, advierte que "el término 'meme' está siendo hoy en día utilizado con significados tan diversos y contradictorios que, en opinión de muchos críticos, carece de todo sentido." (p. 23) Y en una nota a pie de página abunda: "Personalmente creo que las numerosas teorías que recurren al concepto de memes -todas las cuales sostienen, de un modo u otro, que los memes son las unidades de un tipo de proceso de selección natural que opera en los campos de la mente y de la cultura y que se transmiten de un modo parecido a un virus mental que cumple con la función de asegurar la supervivencia (el ajuste funcional)- son muy confusas. Y mis objeciones a este respecto son numerosas porque, tal y como habitualmente suele ser utilizado,

1) el término "meme" se refiere a unidades que se explican en el lenguaje de la tercera persona del "ello", con lo que no alcanzan a capturar los cuadrantes inferiores de la Mano Izquierda del "yo" y del "nosotros";

2) en ese mismo sentido, constituyen un ejemplo típico del reduccionismo sutil, de modo que su uso no suele alentar sino, por el contrario, entorpecer la causa integral porque, una vez dado el paso de reducir la conciencia a unidades del "ello", resulta muy difícil no caer en el materialismo científico y en el reduccionismo burdo;

3) los memes suelen considerarse unidades mentales-culturales individuales, con lo cual la teoría de los memes no permite comprender que cada unidad de la existencia (de otro modo un mero montón o agregado) constituye un holón [una totalidad-parcialidad], un compuesto individual que se atiene a un proceso de desarrollo concreto, de modo que cada meme no sólo depende de una historia horizontal, sino que está compuesto de subholones articulados en una arqueología evolutiva vertical;

4) los memes son simplemente las unidades de la mente y de la cultura tal y como son concebidas por el mundo chato (es decir, proyecciones distorsionadas e inexactas en un espacio bidimensional de holones tetradimensionales). Así, suelen presentarse como una especie de virus unidimensionales que avanzan hacia una segunda dimensión del tiempo cuya supervivencia sólo depende del criterio del ajuste funcional cuando, en el mejor de los casos, son holones tridimensionales, es decir, holones que poseen las dimensiones del "yo", del "nosotros" y del "ello" o, dicho de otro modo, un interior ("yo"), un exterior ("ello") y un interior compartido ("nosotros") que se mueven en la cuarta dimensión del tiempo y cuya supervivencia depende de los criterios aportados por las tres dimensiones (las pruebas de validez del Gran Tres o, para ser más exactos, las pruebas de validez de los cuatro cuadrantes (...);

5) incluso dentro del mundo chato, la inmensa mayoría de los científicos rechazan el concepto de memes debido a su falta de operatividad." Y remata: "cuando la teoría de los memes deje de ser una novedad intelectual, es muy probable que su declive arrastre consigo a todas las teorías asociadas."

En el presente artículo, la autora y practicante zen Susan Blackmore parte de las teorías darwinista y de la idea de meme para intentar explicar la práctica meditativa y el propio Despertar en términos meméticos. Aunque el texto resulte paradigmático de todas las observaciones esgrimidas más arriba por Ken Wilber sobre las teorías meméticas y sus aplicaciones, tiene el valor de precisamente mostrarnos como opera el reduccionismo científico aun con el mejor de los propósitos, lo cual no obsta para que al mismo tiempo aporte varias intuiciones sugerentes. Por lo demás, tiene la virtud de estar escrito en un estilo didáctico y muy ameno.


"Despertando del Sueño del Meme" por Susan Blackmore

¡Despierta! ¡Despierta!

Errrr, ummmm, grrrrggr. Oh, sí, ahora estoy despierta. ¡Guau, qué sueño tan raro! Realmente pensé que tenía que escapar del sorbetón, e importaba terriblemente llegar a tiempo al armario. ¡Qué tontería! Por supuesto, ahora veo que no era real en absoluto.

¡Despierta! ¡Despierta!

A qué te refieres con "despierta", ya estoy despierta. Esto es real. Esto importa de verdad. No puedo despertarme más. ¡Lárgate!

¡Despierta! ¡Despierta!

Pero no entiendo. ¿De qué? ¿Y cómo?

Estas son las cuestiones que quiero tratar de resolver hoy. ¿De qué hemos de despertar? ¿Y cómo? Mis respuestas serán "Del sueño del meme" y "Viendo que es un sueño del meme". ¡Pero puede llevarme algún tiempo explicarlo!

La idea de que la vida normal de vigilia es un sueño o una ilusión tiene una larga historia en el seno de las tradiciones religiosas. Esto no tiene ningún sentido para alguien que mira a su alrededor y se convence de que ahí fuera hay un mundo real y un sujeto que lo percibe. Sin embargo, hay numerosas claves que indican que esta visión ordinaria es falsa.

Algunas claves provienen de las experiencias místicas espontáneas en las cuales la gente "¡ve la luz!", se dan cuenta de que todo es uno, y "van más allá del sí mismo" para contemplar el mundo "como es realmente". Sienten con certeza que la nueva forma de ver es mejor y más veraz que la antigua (aunque, por su puesto, ¡podrían estar equivocadas!).

Otras claves provienen de la práctica espiritual. Probablemente la primera cosa que cualquiera descubre cuando trata de meditar, o ser consciente, es que su mente está constantemente llena de pensamientos. Estos no suelen ser pensamientos sabios o maravillosos, ni siquiera útiles y productivos, sino mera cháchara sin fin. Desde lo perfectamente trivial a lo emocionalmente comprometedor, siguen y siguen. Y lo que es más, prácticamente todos "me" involucran. De ahí a preguntarse quién es este sujeto sufriente y porque "yo" no puedo detener los pensamientos, hay un pequeño paso.

Finalmente, otras claves nos llegan desde la ciencia. La conclusión más obvia (y espeluznante) de la neurociencia moderna es que, simplemente, no hay nadie dentro del cerebro. Cuanto más averiguamos sobre la forma en la que funciona el cerebro, menos parece necesitarse un controlador central, una persona pequeña en su interior, alguien que toma decisiones o experimenta experiencias. Éstas no son más que ficciones, parte de la historia que el cerebro se cuenta a sí mismo sobre el sí mismo interior (Churchland y Sejnowski, 1992; Denté, 1991).

Algunos dicen que no hay ningún sentido en esforzarse por una comprensión intelectual sobre asuntos espirituales. Discrepo. Es verdad que la comprensión intelectual no es igual a la realización, pero esto no significa que sea inútil. En mi propia tradición de práctica, el zen, hay mucho espacio para el empeño intelectual; por ejemplo, en el cultivo de la "mente no sé", o en el trabajo con koans. Puedes llevar una cuestión a un estado de confusión intelectual tal que puede sostenerse, suspenderse, en toda su complicidad y simplicidad. Como, por ejemplo, "¿Quién soy yo?", "¿Qué es esto?" o (uno con el que me he peleado) "¿Qué te dirige?"

Existe también un terrible peligro en rechazar ser intelectual sobre cuestiones espirituales. Esto es, podemos divorciar nuestra práctica espiritual de la ciencia de la que toda nuestra sociedad depende. Si esta sociedad va a tener alguna profundidad espiritual, debe cuadrar felizmente con nuestra creciente comprensión del funcionamiento del cerebro y la naturaleza de la mente. No podemos permitirnos tener un mundo en el que los científicos comprenden la mente, y otro en el que gente especial se ilumina.

De modo que no me disculpo por mi enfoque. Voy a intentar responder a mis preguntas usando la mejor ciencia que puedo encontrar. Parecemos vivir en un revoltijo que creemos que le importa a un sujeto que no existe. Quiero averiguar por qué.


La Peligrosa Idea de Darwin

Existe una idea científica que, en mi opinión, supera a las otras. Es exquisitamente simple y bella. Explica los orígenes de toda forma de vida y de todo diseño biológico. Descarta la necesidad de Dios, de un diseñador, de un plan maestro o de un propósito en la vida. Sólo a la luz de esta idea cobra algo sentido en biología. Es, por supuesto, la idea de Darwin de la evolución por selección natural.

Las implicaciones de la selección natural son tan profundas que la gente se ha visto asustada o enfurecida, fascinada o ultrajada, desde que fue propuesta en 1859 en El Origen de las Especies. Esta es la razón por la que Dennet (1995) la llama "La Peligrosa Idea de Darwin". Tristemente, mucha gente ha malinterpretado la idea y, lo que es peor, la ha usado para defender doctrinas políticas indefendibles que no tienen nada que ver con el darwinismo. Espero por tanto que me perdonen si empleo algún tiempo en explicarla tan claramente como puedo.

Todo lo que necesitas para que la selección natural comience es un replicante en un entorno apropiado. Un replicante es algo que se copia a sí mismo, aunque no siempre perfectamente. El entorno puede ser uno en el que el replicante puede crear numerosas copias de sí mismo, ni todos ellos pueden sobrevivir. Eso es todo.

¿Puede realmente ser tan simple? Sí. Todo lo que ocurre es que, en cualquier generación replicada, no todas las copias son idénticas y algunas son más capaces de sobrevivir en ese entorno de lo que son otras. Consiguientemente, hacen más copias de sí mismas de manera que ese tipo de copias se vuelve más numeroso. Por supuesto, las cosas empiezan entonces a complicarse. La población de copias que se expande rápidamente comienza a alterar el entorno y eso cambia la presión selectiva. Variaciones locales en el entorno significan que diferentes tipos de copias se las arreglarán bien en lugares diferentes y así surge más complejidad. De este modo el proceso puede producir todos los tipos de complejidad organizada que vemos en el mundo vivo; y, sin embargo, todo lo que necesita es este simple, elegante, bello y obvio proceso de la selección natural.

A fin de concretar un poco más, imaginemos un caldo primigenio en el que ha surgido un simple replicante químico. Llamaremos a los replicantes "borrositos" ["bloobies" en el original inglés; de "blob", "mancha", "borrón"]. Estos borrositos, por virtud de su constitución química, hacen simplemente copias de sí mismos siempre que encuentran los compuestos químicos adecuados. Ahora los ponemos en una rica ciénaga química y comienzan a copiarse, aunque con errores ocasionales. Pasan unos pocos millones de años y hay montones de tipos de borrositos. Aquellos que necesitan montones de cieno han agotado todos los suministros y están decayendo, por lo que ahora el tipo que puede usar en cambio "isocieno" lo está haciendo mejor. Pronto hay diversas áreas en las que diferentes compuestos químicos predominan y diferentes tipos de borrositos aparecen. La competencia por los compuestos químicos del cieno se vuelve fiera y la mayoría de las copias realizadas mueren. Sólo aquellas que, por una rara oportunidad, han resultado tener nuevas y hábiles propiedades, continúan copiándose una y otra vez a sí mismas.

Las propiedades hábiles podrían incluir la habilidad de moverse alrededor y encontrar el cieno, atrapar el "isocieno3-7" y fijarse a él, o construir una membrana alrededor de sí mismo. Una vez que los borrositos con membranas aparecen, empezarán a imponerse sobre los borrositos flotantes y los super-borrositos que se han producido.

Pasan otros pocos millones de años y se descubren trucos tales como introducir otros borrositos en el interior de la membrana, o la unión conjunta de varios super-borrositos. Aparecen super-mega-borrositos, como los animales pluricelulares con suministros de energía y partes especializadas para moverse alrededor y protegerse a sí mismas. Sin embargo, estos son sólo comida para super-mega-borrositos todavía mayores. Solo es cuestión de tiempo el que una variación aleatoria se produzca y la selección natural cree un vasto mundo vivo. En el proceso se han creado y han muerto billones y billones de borrositos fallidos, pero un proceso lento y ciego como este produce los buenos. "Los buenos" en nuestro planeta incluyen a bacterias y plantas, peces y anfibios, ornitorrincos y a nosotros.

El diseño aparece de la nada. No hay ninguna necesidad para un creador o un plan maestro, y ningún destino final hacia el cual la creación se esté encaminando. Richard Dawkins (1996) lo llama "Improbable Escalada a la Montaña". No es más que un simple pero inexorable proceso por el que cosas increíblemente improbables se crean.

Es importante recordar que la evolución no tiene ninguna previsión y por tanto no produce necesariamente la "mejor" solución. La evolución sólo puede continuar desde donde se encuentra ahora. Por esta razón, entre otras, tenemos un diseño de ojos tan bobo, con todas las neuronas saliendo del frente de la retina y poniéndose en el camino de la luz. Una vez que la evolución hubo arrancado hasta este tipo de ojo, le tocó acarrear con él. No había ningún creador alrededor para decir "Hey, empieza de nuevo con eso, pongamos los cables por fuera de la espalda". Ni había un creador alrededor que dijera "Hey, vamos a hacerlo divertido para los humanos". A los genes simplemente no les importa.

Comprendiendo el fantástico proceso de la selección natural podemos ver cómo nuestros cuerpos humanos llegaron a ser del modo que son. ¿Pero qué hay de nuestras mentes? La psicología evolutiva no responde fácilmente a esta cuestión.

Por ejemplo, ¿por qué pensamos todo el tiempo? Desde un punto de vista genético esto parece extremadamente despilfarrador, y los animales que derrochan energía no sobreviven. El cerebro usa alrededor del 20% de la energía del cuerpo mientras que pesa sólo el 2%. Si pensáramos pensamientos útiles, o resolviéramos problemas relevantes tendría algún sentido, pero en general no nos parece que lo haya. Entonces, ¿por qué no podemos simplemente sentarnos y no pensar?

¿Por qué creemos en un sí mismo que no existe? Alguno puede todavía explicarlo en términos evolutivos, pero superficialmente al menos parece no conducir a nada. ¿Por qué construir la idea falsa de un sí mismo, con todos sus mecanismos de defensa de la autoestima y su miedo de fracasar y perder, cuando desde un punto de vista biológico es el cuerpo el que necesita protección? Obsérvese que si pensáramos en nosotros mismos como el organismo total no habría ningún problema, pero no lo hacemos; antes bien parecemos creer en un sí mismo separado; algo que está a cargo del cuerpo; algo que debe ser protegido por su propio bien. Apuesto a que si te preguntara "¿Cual de ellos preferirías perder, tu cuerpo o tu mente?", no te llevaría mucho tiempo decidir.

Como a muchos otros científicos, me encantaría encontrar un principio tan simple, tan bello y tan elegante como la selección natural que explicaría la naturaleza de la mente.

Creo que hay uno. Está estrechamente relacionado con la selección natural. Aunque ha estado durante veinte años dando vueltas, hasta ahora no ha sido puesto en uso completamente. Es la teoría de los memes.


Una Historia Breve del Meme Meme

En 1976, Richard Dawkins escribió lo que es probablemente el libro más popular hasta ahora sobre la evolución, El Gen Egoísta. El libro le daba un nombre pegadizo a la teoría de que la evolución procede enteramente por el bien de los egoístas replicantes. Es decir, la evolución ocurre no por el bien de las especies, no por el bien del grupo, ni siquiera por el bien del organismo individual. Es todo por el bien de los genes. Los genes exitosos se propagan y aquellos que no lo son, no lo hacen. Lo demás es todo una consecuencia de este hecho.

Por supuesto, el principal replicante que consideraba era el gen, una unidad de información codificada en el ADN y leída en la síntesis de proteínas. Sin embargo, al final mismo del libro, afirma que existe otro replicante en este planeta: el meme.

El meme es una unidad de información (o instrucción conductual) almacenada en un cerebro y transmitida por imitación de un cerebro a otro. Dawkins daba como ejemplos: las ideas, las melodías, las teorías científicas, las creencias religiosas, las modas, y habilidades tales como nuevas formas de hacer una cerámica o construir arcos.

Las implicaciones de esta idea son pasmosas y Dawkins explicó en detalle algunas de ellas. Si los memes son realmente replicantes, entonces se comportarán inevitablemente de manera egoísta. Es decir, los que sean buenos en propagarse se propagarán, y los que no lo son, no. Por consiguiente, el mundo de las ideas, o memosfera, no se llenará con las ideas mejores, más verdaderas, más esperanzadoras o útiles, sino con las ideas supervivientes. Los memes son sólo supervivientes, como los genes.

En el proceso de sobrevivir, al igual que los genes, crearán grupos de memes mutuamente cooperativos. Recuérdese a los borrositos. En unos pocos millones de años empezaron a unirse en grupos porque aquellos que se agrupan sobrevivían mejor que los solitarios. Los grupos se hicieron más grandes y mejores, y de ello evolucionó un complejo ecosistema. En el mundo real de la biología, los genes se han agrupado para crear enormes criaturas que entonces se aparean y perpetúan los grupos. De una manera similar, los memes pueden agruparse en los cerebros humanos y llenan el mundo de las ideas con sus productos.

Si esta visión es correcta, entonces los memes deberían ser capaces de evolucionar de un modo bastante independiente del de los genes (a parte de necesitar un cerebro). Ha habido muchos intentos de estudiar la evolución cultural, pero la mayoría de ellos tratan implícitamente las ideas (o memes) como subordinadas a los genes (ver, por ejemplo, Cavalli-Sforza y Feldman, 1981; Crook, 1995; Durham, 1991; Lumsden y Wilson, 1981). El poder de darse cuenta de que los memes son replicantes es que pueden ser vistos como funcionando pura y simplemente en su propio interés. Por supuesto, en cierta medida, los memes serán exitosos si son útiles a sus anfitriones, pero esta no es la única forma de que un meme sobreviva, y pronto veremos algunas consecuencias de esto.

Desde que sugirió por primera vez la idea de memes, Dawkins ha discutido la propagación de comportamientos tales como vestir gorras de baseball hacia atrás (¡mis hijos acaban de volver las suyas hacia delante de nuevo recientemente!), el uso de distintivos especiales de ropa para identificarse las pandillas, y (más conocidamente) el poder de las religiones. Las religiones son, de acuerdo con Dawkins (1993), gigantes complejos de memes coadaptados, esto es, grupos de memes que andan juntos en apoyo mutuo y por lo cual sobreviven mejor de lo que podrían hacerlo los memes solitarios. Otros complejos de memes incluyen: los cultos, los sistemas políticos, los sistemas de creencia alternativos, y las teorías y paradigmas científicos.

Las religiones son especiales porque se valen prácticamente de casi todo meme-ardid de libro, lo cual es presumiblemente la razón por la que duran tanto e infectan tantos cerebros). Piénsese de este modo. La idea de infierno es inicialmente útil porque el miedo al infierno refuerza socialmente el comportamiento deseable. Ahora añádase la idea de que los incrédulos van al infierno, y el meme y cualquiera de sus compañeros están bien protegidos. La ides de Dios es un meme de compañía natural, mitigando el miedo y proporcionando confort (espurio). La propagación del complejo de memes es secundado por exhortaciones para convertir a otros y por trucos tales como el celibato sacerdotal. El celibato es un desastre para los genes, pero ayudará a difundir los memes porque un monje célibe dispone de más tiempo para promocionar su fe.

Otro truco es valorar la fe y suprimir la duda que conduce a todo niño a preguntar cuestiones difíciles como "¿dónde está el infierno?" y "¿Si Dios es tan bueno por qué fueron esas personas torturadas?" Obsérvese que la ciencia (y algunas formas de budismo) hacen lo opuesto y alientan la duda.

Finalmente, una vez que has sido infectado con estos complejos de memes, es difícil desprenderse de ellos. Si intentas arrojarlos, algunos incluso se protegen con intentos desesperados de amenaza de muerte, excomunión o ser quemado por toda la eternidad en el fuego del infierno.

No debería dejarme llevar. El punto que deseo señalar es que estos memes religiosos no han sobrevivido durante siglos porque son verdaderos, porque son útiles para los genes, o porque nos hacen felices. De hecho, creo que son falsos y que son responsables de las peores miserias de la historia humana. No, han sobrevivido porque son memes egoístas y son buenos en la supervivencia. No necesitan otra razón.

Una vez que empiezas a pensar de este modo, se abre ante ti un perspectiva verdaderamente aterradora. Todos nos hemos acostumbrado a pensar de nuestros cuerpos como organismos biológicos creados por la evolución. Así y todo, todavía nos gusta pensar de nosotros mismos como algo más. Que estamos a cargo de nuestros cuerpos, que dirigimos el espectáculo, que decidimos cuáles ideas creer y cuáles rechazar. ¿Pero lo hacemos realmente? Si empiezas a creer acerca de los memes egoístas, se hace claro que nuestras ideas están en nuestra cabeza porque son memes de éxito. El filósofo americano Dan Dennett (1995) concluye que una "persona" es un tipo particular de animal, infectado con memes. En otras palabras, tú y yo y todos nuestros amigos somos el producto de dos replicantes ciegos: los genes y los memes.

Encuentro estas ideas absolutamente asombrosas. Potencialmente podríamos ser capaces de comprender toda la vida mental en términos de competencia entre memes, al igual que podemos comprender toda la vida biológica en términos de competición entre genes.

Lo que quiero hacer ahora, finalmente, es aplicar estas ideas de la memética a las cuestiones que pregunté al principio. ¿De qué nos estamos despertando y cómo lo hacemos?


Por qué está mi cabeza tan llena de pensamientos?

Esta pregunta tiene una respuesta ridículamente fácil una vez que empiezas a pensar en términos meméticos. Si un meme ha de sobrevivir, necesita ser almacenado seguramente en un cerebro humano y traspasado precisamente a más cerebros. Un meme que se entierra profundamente a sí mismo en la memoria y no se muestra de nuevo nunca más, simplemente se quedará en nada. Un meme que sufre una terrible distorsión en la memoria o en la transmisión, también se quedará en nada. Una manera simple de asegurarse un meme la supervivencia es ser ensayado repetidamente dentro de tu cabeza.

Tómense dos melodías. Una de ellas es peliaguda de cantar, e incluso cantarla para ti mismo de manera silenciosa. La otra es una pequeño pieza pegadiza que casi no puedes evitar tararear para ti. De modo que lo haces. Se repite una vez y otra. La próxima vez que te apetece cantar en voz alta, es más probable que esta melodía sea la elegida para cantarse. Y si cualquiera está escuchando, también la elegirán. Así fue como tuvo éxito, y esa es la razón por la que el mundo está tan lleno de melodías pegadizas y jingles publicitarios.

Pero existe todavía otra consecuencia. Nuestros cerebros también se saturan de ellos. Estos memes exitosos saltan de persona en persona, llenando las mentes de sus anfitriones a su paso. De este modo todas nuestras mentes se llenan más y más.

Podemos aplicar la misma lógica a otros tipos de meme. Las ideas que dan vueltas y más vueltas en tu cabeza tendrán éxito. No solo serán bien recordadas, sino que la próxima vez que estés hablando con alguien serán las ideas "en tu mente" y así serán traspasadas. Pueden alcanzar esta posición [de privilegio] cargándose emocionalmente, siendo excitantes, fácilmente memorables o relevantes para tus actuales preocupaciones. No importa cómo lo hacen. La cuestión es que los memes que consiguen ser repetidos, generalmente se impondrán sobre los que no lo hacen. Cualquier intento de limpiar la mente crea simplemente un espacio de procesamiento adicional para que otros memes se graben.

Esta simple lógica explica por qué no es tan difícil sentarnos y "no pensar"; por qué la batalla por subyugar a "nuestros" pensamientos está condenada al fracaso. En un sentido muy real no son "nuestros" pensamientos en absoluto. Resultan ser simplemente los memes que explotan exitosamente nuestra maquinaria o soporte cerebral en este momento.

Esto suscita la difícil cuestión de quién está pensando o no pensando. ¿Quién está ahí para batallar con los memes egoístas? En otras palabras, ¿quién soy yo?


Quién soy yo?

Supongo que a estas alturas pueden decir cuál va a ser mi respuesta a esto. No somos más que complejos de memes coadaptados. Nosotros, nuestros preciosos y míticos "sí mismos", no son sino grupos de memes egoístas que se han juntado por y para sí mismos.

Esta es una idea verdaderamente asombrosa y, desde mi experiencia, cuanto mejor lo comprendes, más fascinante y extraña se vuelve. Desmantela nuestra forma ordinaria de pensar sobre nosotros mismos y suscita preguntas estrambóticas sobre la relación entre nosotros y nuestras ideas. Para comprenderlo necesitamos pensar sobre cómo y por qué los memes se juntan en grupo en absoluto.

Al igual que pasa con los borrositos o los genes, los memes en grupo están más seguros que los memes flotando en solitario. Una idea que está firmemente embebida en un complejo de memes es más probable que sobreviva en la memosfera que una idea aislada. Esto puede ser así porque las ideas dentro de grupos de memes son traspasadas conjuntamente (por ejemplo cuando alguien se convierte a una fe, teoría o credo político), obtienen apoyo mutuo (por ejemplo, si odias la economía de libre mercado es más probable que favorezcas un Estado del bienestar generoso), y se protegen a sí mismas de la destrucción. Si no lo hicieran, no durarían y no estarían hoy en día entre nosotros. ¡Todos los complejos de memes con los que nos encontramos son todos los exitosos!

Como la religión, la astrología es un complejo memético exitoso. La idea de que los Leo se llevan bien con los Acuario es improbable de que sobreviva por sí misma, pero como parte de la astrología es fácil de recordar y de traspasar. La astrología tiene un evidente atractivo que llega a tu cerebro en primer lugar; proporciona una agradable (aunque espuria) explicación de las diferencias humanas y un confortable (aunque falso) sentido de predecibilidad. Es fácilmente ampliable (¡puedes continuar añadiendo nuevas ideas eternamente!) y es altamente resistente a ser invalidada por la evidencia. De hecho, los resultados de cientos de experimentos muestran que las afirmaciones de la astrología son falsas, si bien esto no ha reducido aparentemente un ápice la creencia en ella (Dean, Mather y Nelly, 1996). Claramente, una vez que crees en la astrología es un trabajo difícil desarraigar todas las creencias y encontrar alternativas. Puede no valer la pena el esfuerzo. Por tanto todos nos convertimos en involuntarios anfitriones de un enorme bagaje de complejos meméticos inútiles e incluso perjudiciales.

Uno de estos es yo mismo.

¿Por qué digo que el sí mismo es un complejo de memes? Porque funciona del mismo modo que otros complejos de memes. Como ocurre con la astrología, la idea de "sí mismo" tiene una buena razón para ser instalada en primer lugar. Una vez que es colocada, los memes incluidos en el complejo se apoyan entonces mutuamente, pueden seguir añadiéndose casi infinitamente, y el complejo entero es resistente a la evidencia de que es falso.

Primero, la idea de sí mismo tiene que entrar ahí. Imagínese una criatura social y altamente inteligente sin lenguaje. Necesitará un sentido de sí misma para predecir el comportamiento de las otras (Humphrey, 1986) y para saber cómo tratar con la propiedad, la decepción, las amistades y alianzas (Crook, 1980). Con este sentido inmediato de sí mismo puede saber que su hija teme a una mujer de rango superior y da pasos para protegerla, pero carece del lenguaje con el que pensar "creo que mi hija tiene miedo... etc." Es con el lenguaje con lo que los memes siguen siendo, y con el lenguaje con lo que el "yo" aparece. Montones de simples memes pueden entonces unirse como "mis" creencias, deseos y opiniones.

Como ejemplo, consideremos la idea de las diferencias de habilidad debidas al sexo. Como idea abstracta (o meme aislado), es improbable que sea ganadora. Pero llevémosla a la forma "Creo en la igualdad de los sexos" y cobrará inmediatamente el enorme peso del "sí mismo" tras ella. "Yo" lucharé por esta idea como si estuviera siendo amenazado. Podría discutir con los amigos, escribir artículos de opinión, o participar en manifestaciones. El meme está seguro dentro del cielo del "sí mismo" incluso ante la evidencia contra él. "Mis" ideas están protegidas.

Entonces empiezan a proliferar. Aquellas ideas que pueden introducirse en el sí mismo, es decir, ser "mis" ideas, o "mis" opiniones, son ganadoras. De manera que todos adquirimos montones de ellas. Antes de que nos demos cuenta, "somos" un vasto conglomerado de memes exitosos. Por supuesto que no hay ningún "yo" que "tiene" esas opiniones. Eso es obviamente un sinsentido cuando piensas claramente sobre ello. Sí, por supuesto que hay un cuerpo que dice "Creo en ser agradable para la gente" y un cuerpo que es (o no es) agradable para la gente, pero no hay adicionalmente un "sí mismo" que "tenga" la creencia.

Ahora tenemos una idea radicalmente nueva de quién somos. No somos más que conglomerados temporales de ideas, moldeadas conjuntamente para su propia protección. La analogía con nuestros cuerpos es estrecha. Los cuerpos son creaciones de complejos temporales de genes: aunque cada uno de nosotros es único, los propios genes han provenido todos de criaturas previas y, si nos reproducimos, continuarán en las criaturas futuras. Nuestras mentes son las creaciones de complejos temporales de memes: aunque cada uno de nosotros es único, los propios memes han provenido todos de criaturas previas y, si hablamos, escribimos y nos comunicamos, continuarán en las criaturas futuras. Eso es todo.

El problema es que no lo vemos de esta forma. Creemos que realmente hay alguien dentro para creer, y que realmente hay alguien que necesita ser protegido. Esta es la ilusión, este es el sueño del meme del que podemos despertar.


Desmantelando el Sueño del Meme

Conozco dos sistemas que son capaces de desmantelar los complejos meméticos (aunque estoy seguro que hay otros). Estos sistemas son, por supuesto, memes ellos mismos pero son, si lo prefieres, desinfectantes de memes, memes comedores de memes, o "complejos meméticos que destruyen complejos meméticos". Estos dos son la ciencia y el zen.

La ciencia trabaja de esta forma debido a sus ideales de verdad y búsqueda de evidencias. No siempre se mantiene a la altura de estos ideales, pero en principio es capaz de destruir cualquier complejo memético falso poniéndolo a prueba, demandando verificación o concibiendo un experimento.

El zen también hace esto, aunque los métodos son completamente diferentes. En el entrenamiento zen cada concepto es sometido a escrutinio, nada es dejado sin investigar, incluso el sí mismo que realiza la investigación es expuesto a la luz y cuestionado. "¿Quién eres tú?"

Después de 15 años de práctica zen, y mientras leía Los Tres Pilares del Zen de Philip Kapleau, comencé a trabajar con el koan "¿Quién...?" La experiencia fue de lo más interesante y puedo muy bien compararlo con observar a un meme desmontando otros memes. Cada pensamiento que surgió durante la meditación fue etiquetado con "¿Quién está pensando eso?" o "¿Quién está viendo esto?" o "¿Quién está sintiendo eso?" o simplemente "¿Quién...?". Ver el falso sí mismo como un vasto complejo memético parecía ayudar, ya que es mucho más simple dejar al desmantelador de memes hacer su trabajo si sabes que todo lo que está haciendo es desmontar memes.

Otro de mis koan caía en los memes. Pregunta: "¿Quién te dirige?" Respuesta: "Los memes, por supuesto." Esta no es solo una respuesta intelectual, sino un modo de verte a ti mismo como una construcción temporalmente pasajera. La pregunta se disuelve cuando tanto el sí mismo como el que dirige son vistos como memes.

He tenido que seguir un largo camino para responder a mis preguntas pero espero que ahora puedan comprender mis respuestas. "¿De qué hemos de despertar?" Del sueño del meme, por supuesto. "¿Y cómo?" "Viendo que es un sueño memético".

¿Y quién permite que el desmantelador de memes siga su curso? ¿Quién se despierta cuando el sueño memético es completamente desmantelado? ¡Ah!, he ahí la cuestión.


Referencias

  • Cavalli-Sforza, L.L. y Feldman, M.W. (1981) Cultural transmission and Evolution: A quantitative approach. Princeton NJ, Princeton University Press.
  • Churchland, P.S. y Sejnowski, T.J. (1992) The Computational Brain. Cambridge, Mass. MIT Press.
  • Crook, J.H. (1980) The Evolution of Human Consciousness. Oxford, Clarendon Press.
  • Crook, J.H. (1995) Psychological processes in cultural and genetic coevolution. En Survival and Religion: Biological Evolution and Cultural Change. Ed. E. Jones y V. Reynolds. Londres, Wiley. 45-110.
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    [1] Este artículo fue publicado en La Psicología del Despertar: Conferencia Internacional sobre Budismo, Ciencia y Psicoterapia, Dartington 7-10 de noviembre de 1996.
    También publicado en La Psicología del Despertar: Budismo, Ciencia y Nuestras Vidas Diarias. Ed. G. Watson, S. Batchelor y G. Claxton; Londres, Rider, 2000, 112-122.
    Fuente: zendodigital. Traducción de Kepa Egiluz.
    Puede encontrarse el artículo original en: http://www.susanblackmore.co.uk/Chapters/awaken.html [ Volver ]



    [2] Sue Blackmore es escritora y oradora; locutora y profesora visitante en la University of the West of England, de Bristol. Posee una licenciatura en psicología y fisiología por la Universidad de Oxford (1973) y un doctorado en parapsicología por la Universidad de Surrey (1980). Sus intereses de investigación incluyen los memes y la teoría memética, la teoría de la evolución, la conciencia, y la meditación. Practica zen. Sue Blackmore ya no trabaja más en lo paranormal. Escribe para varios magazines y diarios, y es una colaboradora y presentadora frecuente en radio y televisión. Es autora de más de setenta artículos académicos, colaboradora en cerca de cincuenta libros y muchas reseñas literarias. Sus libros incluyen: Beyond the Body (1982), Dying to Live (sobre las experiencias cercanas a la muerte, 1993), In Search of the Light (autobiografía, 1996), y Test Your Psychic Powers (con Adam Hart-Davis, 1997). Su libro The Meme Machine (1999) ha sido traducido a once lenguas. Su libro de texto Consciousness: An Introduction (2003) fue preseleccionado para el British Psychological Society Book Prize. Libros suyos en preparación son: A very short introduction to consciousness (OUP, 2005) y Conversations on Consciousness (OUP, 2005). [ Volver ]



    [3] Ken Wilber, Una Teoría del Todo: Una visión integral de la ciencia, la política, la empresa y la espiritualidad, Editorial Kairós S. A., Barcelona, 2001. (p. 212-3) [ Volver ]



    Sobre los autores


    Sue Blackmore es escritora y oradora; locutora y profesora visitante en la University of the West of England, de Bristol. Posee una licenciatura en psicología y fisiología por la Universidad de Oxford (1973) y un doctorado en parapsicología por la Universidad de Surrey (1980). Sus intereses de investigación incluyen los memes y la teoría memética, la teoría de la evolución, la conciencia, y la meditación. Practica zen. Sue Blackmore ya no trabaja más en lo paranormal. Escribe para varios magazines y diarios, y es una colaboradora y presentadora frecuente en radio y televisión. Es autora de más de setenta artículos académicos, colaboradora en cerca de cincuenta libros y muchas reseñas literarias. Sus libros incluyen: Beyond the Body (1982), Dying to Live (sobre las experiencias cercanas a la muerte, 1993), In Search of the Light (autobiografía, 1996), y Test Your Psychic Powers (con Adam Hart-Davis, 1997). Su libro The Meme Machine (1999) ha sido traducido a once lenguas. Su libro de texto Consciousness: An Introduction (2003) fue preseleccionado para el British Psychological Society Book Prize. Libros suyos en preparación son: A very short introduction to consciousness (OUP, 2005) y Conversations on Consciousness (OUP, 2005).





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