Para comunicarse en el reino animal, no existe unicamente el empleo de un lenguaje determinado en sentido humano, sino que pueden emplearse también otros muchos medios y otros muchos niveles. Los animales disponen de diversos recursos- olores, sonidos, vibraciones, destellos luminosos- para comunicarse con otros miembros de su especie y esas señales emitidas son recogidas por órganos especiales que actúan a modo de receptores. La comunicación es un requisito imprescindible para el buen funcionamiento de un organismo, en el que todos los órganos han de funcionar en colaboración como un todo. Pero a su vez, los órganos están compuestos de un sinnúmero de tipos celulares, cuya función ordenada presupone la existencia de un sistema de comunicación eficaz, los impulsos nerviosos y las sustancia químicas son esas señales en el organismo. Estas sustancias pueden ser llamadas mensajeros químicos y son extremadamente variados tanto bioquímica como fisiológicamente, los mensajeros químicos pueden agruparse en:
Sustancias transmisores. Estas se producen en células nerviosas y se liberan en las terminaciones de las fibras, viajan distancias muy cortas antes de ser destruidas y actúan sobre otras neuronas, glándulas o músculos. Son sustancias de acción limitada y vida corta. La acetilcolina y dopamina pertenecen a este grupo.
Hormonas. Dentro de este grupo encontramos las sustancias hormonales, las parahormonas y las feromonas. Las hormonas son sustancias que se producen en un tipo de células, y van a ser sustancias activas en otras células dentro del mismo organismo. Pueden ser de naturaleza lipídica como la testosterona o son proteínas como la insulina y tienen una gran gama de funciones, desde controladores de la glucosa de la sangre, hasta reguladores de los ciclos sexuales. Las parahormonas actúan de forma similar a las hormonas, pero difieren en su formación o distribución, como ejemplo tenemos a las moléculas como el bióxido de carbono, que regula a los centros respiratorios en el cerebro; otro ejemplo son los secretagogos que son moléculas importantes en la digestión; o son metabólitos como la histamina y secreciones especiales como la eritropoyetina, las quininas, la renina y las prostaglandinas.
Feromonas, a diferencia de las hormonas, que operan dentro del animal que las produce, las feromonas actúan sobre otros miembros de la misma especie y han sido denominadas hormonas sociales en las que se incluyen a sustancias responsables de la atracción sexual, sustancias de alarma, señaladores utilizados para establecer territorios y rastros o para marcar madrigueras o nidos. La diversidad y multitud de sustancias químicas existentes convierten a estas en magnificas señales secretas y entre sus numerosas ventajas hay que destacar su gran durabilidad, pues una sustancia química secretada por el emisor actúa como señal durante mucho tiempo, incluso aunque el emisor abandone el lugar o interrumpa su actividad emisora. Por otra parte, las señales químicas apenas se ven afectadas por las perturbaciones, ya que las sustancias químicas además de ser muy resistentes, no son fáciles de modificar. Y es sobre estas sustancias que centraremos nuestra atención en los siguientes párrafos.
Los agentes químicos utilizados en la comunicación entre animales de la misma especie recibían el nombre de ectohormonas, pero desde 1959 se emplea el termino de feromona para referirse a una sustancia o sustancias intercambiadas entre los miembros de una misma especie animal que ayuda a regular el ambiente externo del organismo al influir en otros animales. Químicamente, pertenecen a diferentes grupos de compuestos, tales como aminoácidos, alcoholes, ácidos orgánicos, lípidos, proteínas, etc. Funcionalmente se reconocen dos categorías de feromonas:
a) Feromonas liberadoras. Producen cambios reversibles y mediatos del receptor, inician modelos de conducta especifica sirven como poderosos atrayentes sexuales, marcan territorios o rastros, reacciones de alarma o llevan a la agregación de los individuos.
b) Feromonas iniciadoras o cebadoras. Dispara una serie de cambios fisiológicos en el receptor, estos pueden ser ocasionados en la actividad endocrina o del metabolismo y están relacionados con la maduración sexual, o el crecimiento.
La comunicación química entre animales de la misma especie parece ser el principal cambio de información entre los animales superiores, específicamente en los mamíferos (con ligeras excepciones).
En el caso de la comunicación por feromonas, el componente emisor del mensaje es un órgano glandular asociado con estructuras especializadas que transfieren las moléculas químicas dentro del medio circundante, y el componente de recepción de la información es un órgano censor del gusto o del olfato, la mayoría de las veces es el olfato. La localización y características de las glándulas productoras de feromonas en mamíferos depende de la especie, las glándulas pueden encontrarse en la cabeza, el tórax, el abdomen, o en las extremidades; en ocasiones un mismo animal puede tener un varias glándulas en diferente sitio del cuerpo. En el dromedario las glándulas están detrás de la cabeza, en el elefante en las sienes, en varias especies de ciervos están debajo de los ojos. Las glándulas de la gamuza están alrededor de los cuernos, las del hámster dorado entre las costillas, las del pecarí en el lomo. La liebre ratón y la marmota americana utilizan glándulas que tienen detrás y debajo de los ojos y en las mejillas; el canguro ,el koala y zarigüeya tienen las glándulas en el pecho; el conejo tiene glándulas de olor en la región anal, en la ingle y debajo de la barbilla. Los animales tienen hábitos para exponer las estructuras de diseminación, por lo que pueden decidir el mejor momento para emitir estas sustancias. Las feromonas pueden volatilizarse directamente a partir del cuerpo del animal o pueden ser emitidas hacia objetos del medio o hacia el substrato, con lo cual puede establecerse una marca o señal olorosa. Las señales olorosas tienen la ventaja de que la comunicación puede ocurrir aun en ausencia del emisor de la feromona, el cual puede depositar su secreción y seguir con sus actividades normales en otro sitio.
Esas señales olorosas tienen múltiples funciones y se ha encontrado que tales marcas pueden funcionar como: advertencia para que otros mamíferos salgan de un territorio ocupado; como un atrayente o estimulante sexual; como un sistema para señalar el habitat de un grupo de animales; en la orientación de grupos de animales; para mantener a la familia o grupo social dentro de un área determinada; como un indicador de la identidad individual incluyendo información de factores tales como status social y sexual, edad; señal de alarma; un indicador del tamaño de la población. El funcionamiento del marcaje con señales olfativas ha alcanzado uno de sus máximos desarrollos en los mamíferos. Noventa y nueve por ciento de los animales encuentran su camino por los rastros químicos depositados sobre la superficie, o la liberación de olores dentro del agua, y esencias difundidas hacia el viento. Los animales son maestros de sus canales químicos. Nosotros somos los genios de los canales audiovisuales.
Reconocimiento De Individuos.Una marca olorosa tiene la ventaja de permitir a un animal identificar la presencia de otro individuo conocido o desconocido de la misma especie en un área determinada. Además en algunos casos- una marca puede ser utilizada para el reconocimiento del nido, la madriguera o simplemente el camino hacia esos sitios. Aunque las feromonas actúan frecuentemente como un estímulo que causa reacciones conductuales en el animal que las percibe, también puede llevar información acerca del animal emisor. Estas sustancias han sido llamadas feromonas de identificación, reconocimiento o apreciación. Pueden ser usadas para reconocer ciertas características en un individuo, tales como: si es un individuo de la misma especie, el estado fisiológico o status social, sexo, etc. Por ejemplo, un carnero es estimulado para una conducta precopulatoria por la percepción de una feromona secretada por una hembra en fase de estro, y el mismo carnero puede dejar de ser excitado en la presencia de machos, por que no percibe la estimulación olorosa apropiada. Un cachorro de rata alcanza a una hembra que secreta leche por que emite una feromona maternal, mientras que no sigue a una hembra que no secreta leche, porque esta no tiene la feromona. Además, el reconocimiento olfatorio es importante para el establecimiento del vínculo entre la madre y cría. La cría distingue a su madre a través de su olor característico. Una feromona de reconocimiento puede ser liberada directamente del cuerpo o ser colocada en el substrato; por ejemplo, el venado cola negra, husmea en la glándula tarsal de otro venado y de este modo se da cuenta de las características de este último. Un componente químico de esta glándula ha sido identificado y se trata de la lactona del ácido cis-4-hidroxi decenoico.
Reconocimiento Del Status. El grado de dominancia o sumisión de un animal puede ser reconocida a través de feromonas en animales que viven en grupos sociales. Evidencias morfológicas y fisiológicas indican que existe una diferencia entre las secreciones cualitativas y cuantitativas de un animal dominante con respecto a su sumiso, el dominante vierte mayor cantidad de feromonas y por lo tanto, tiene unas glándulas más desarrolladas. Los cambios en el status social están asociados a cambios hormonales dentro del individuo, pues las hormonas afectan directamente el tamaño y la cantidad de secreción de las glándulas. Los machos dominantes mantienen más altos los niveles de andrógenos que los subordinados. Entre las especies de mamíferos que establecen jerarquías de dominancia, el olor de la feromona de un animal dominante o de un área marcada por el, es suficiente para mantener subordinados a distancia.
Reconocimiento Del Grupo. Los mamíferos de muchas especies viven juntos, en grupos sociales. Los miembros del grupo reconocen y toleran a los otros, pero generalmente no soportan a los miembros de otros grupos. El reconocimiento de los miembros del grupo está acompañado por el despliegue de una o más feromonas. Típicamente, un animal que tiene un olor que es extraño para un grupo es atacado si entra en el territorio ocupado, mientras que un animal que tiene la feromona conocida por el grupo es aceptado. Este mecanismo de reconocimiento de grupos mantiene relaciones sociales estables entre individuos que en otras circunstancias serían adversarios potenciales. Estas feromonas pueden ser depositadas en el ambiente o liberarse directamente del cuerpo. Resulta difícil saber si el olor que distingue al grupo es por depositación de feromonas en un sitio común que daría lugar a un olor colectivo, o si cada individuo tiene aprendidas las feromonas de los integrantes de grupo social.
Agregacion Antes De La Conducta Sexual. En la mayoría de los casos, un macho se acerca a una hembra por el seguimiento de una señal olorosa. La feromona puedes ser liberada directamente del cuerpo de la hembra o ser depositada en marcas en el substrato. Las marcas olorosas de la orina de perros y gatos, son bien conocidas por su habilidad para causar la agregación de machos.
Feromonas Humanas. Las feromonas cebadoras resultan difíciles de detectar, ya que pueden afectar al sistema endocrino sin producir respuestas etológicas manifiestas y específicas. En común con otros primates superiores, el hombre tiene poco desarrollado del sentido del olfato. Hasta recientemente, se consideraba que varias especies de primates utilizan poco a la comunicación por olores. Sin embargo, actualmente parece que en algunas especies de primates superiores las feromonas sexuales actúan como poderosos estimulantes de comportamiento precopulatorio. De manera similar, aunque el uso de feromonas sexuales por el hombre todavía no es obvio, hay evidencias que apoyan la idea de que tales químicos podrían operar como estimulantes sexuales, quizá a nivel subliminal, o que operaron de esta manera en nuestros ancestros. Los humanos son particularmente sensibles a un olor característico de numerosas secreciones animales que han sido utilizados por hombres y mujeres para perfumar sus cuerpos. Algunos de esos compuestos incluyen a la muscona(3-metil ciclopentadecanona) y la civetona (cis -9-cicloheptadecenona). Este fenómeno es una evidencia circunstancial de la existencia de una feromona sexual por la que el hombre quizá estimule a la mujer sexualmente receptiva. También se está acumulando información de que la hembra humana produce una feromona sexual en la vagina y se han identificado a los ácidos acético, propanoico, metilpropanoico, butanoico, metilbutanoico y metilpentanoico. La concentración de estas substancias varía durante el ciclo menstrual, aumentando la concentración cerca del tiempo de ovulación. Las mujeres que toman contraceptivos orales producen menores cantidades de los ácidos y no muestran cambios rítmicos durante el ciclo menstrual