A medida que se agravarse el problema de sobreexplotación de los stocks pesqueros en todo el mundo, en los últimos años se ha producido un resurgimiento del interés en la pesca en torno a la Antártida,. En particular, la explotación de una variedad de pescado llamada en inglés toothfish (Dissostichus spp) resulta alarmante por la rapidez e intensidad con la que se está produciendo la captura incontrolada de esta especie.
La especie más castigada recibe el nombre científico de Dissostichus eleginoides, (Patagonian toothfish en inglés). El Dissostichus eleginoides es extremadamente parecido visualmente al Antarctic toothfish, o Dissostichus mawsonii. Cuando los ejemplares están aún enteros, ambas especies pueden ser distinguidas por sus diferencias morfológicas. Una vez procesadas en filets (su presentación más usual en el mercado), ambas especies son idénticas visualmente, pudiendo identificarse solamente a través de técnicas isoeléctricas.
Los nombres comunes que se le da a esta especie en distintos lugares del mundo son los siguientes:
- Bacalao de profundidad (Chile)
- Butterfish (Mauricio)
- Chilean Seabass (USA, Canadá)
- Merluza negra (Argentina)
- Mero (Japón)
- Róbalo de profundidad o merluza negra (España)
- Légine austral (Francia)
Se trata de una especie demersal de gran tamaño (hasta 2 metros de largo) que principalmente habita aguas profundas en el Sur de Sudamérica y alrededor de las islas subantárticas. Los individuos adultos pueden vivir en aguas de hasta 2.000-3.000 metros de profundidad. La especie se puede encontrar en todas las aguas antárticas, pero los stocks más importantes se encuentran alrededor de las plataformas continentales y de las islas del Atlántico e Indico Sur.
Podemos encontrar poblaciones de Dissostichus en:
- Atlántico: plataformas continentales de Chile y Argentina
- Islas Falkland/Malvinas y South Georgia (Reino Unido)
- Océano Indico: Islas Prince Edward y Marion (Sudáfrica)
- Islas Kerguelen y Crozet (Francia)
- Islas Heard y McDonald (Australia)
- Oceano Pacífico y Mar de Tasmania: Isla Macquarie (Australia)
Se trata de una especie de lento crecimiento y larga vida (puede vivir más de 50 años) que alcanza la edad reproductiva a los 10 años aproximadamente, lo que la hace especialmente vulnerable a la sobre-explotación pesquera. A esta situación contribuye la baja fecundidad en términos relativos de la especie. Al tratarse de una especie que habita en zonas remotas y con condiciones climáticas extremas, y cuyo alto valor comercial data de una fecha relativamente reciente (en la década de los 90), no se dispone aún de un conocimiento científico completo sobre la especie, lo cual dificulta el manejo adecuado de la pesquería.
El Dissostichus tiene un gran valor comercial, sobre todo en los mercados de EE.UU., Japón, Europa y Canadá (los mayores importadores de este pescado). En el mercado estadounidense minorista se han llegado a registrar precios de 35 US $ por kilo pero el precio medio las importaciones de filets congelados de Dissostichus ronda en torno a los 10 US$, con importantes fluctuaciones. Su alto valor ha ocasionado la calificación de este pescado como “oro blanco” por parte algunos sectores de la industria pesquera.
En 1980 se firma la Convención sobre la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos (comúnmente conocido por sus siglas en inglés, CCAMLR), convenio internacional encargado de regular la pesca en estas aguas, con una particularidad muy importante: su objetivo principal es la conservación de los recursos, adoptando un enfoque eco-sistémico para su manejo. De acuerdo con este principio, la explotación de los recursos vivos marinos antárticos ha de llevarse a cabo no sólo de manera que se asegure la viabilidad de las poblaciones de las especies capturadas, sino que además ha de asegurarse el mantenimiento de las relaciones ecológicas entre las distintas especies y la minimización del impacto de las actividades extractivas en el conjunto del ecosistema. Este es un aspecto fundamental que hace de CCAMLR un instrumento único de Derecho Internacional al que suele hacerse referencia como modelo de lo que debería ser un tratado regional de pesca.
Una gran parte del área de distribución del Dissostichus coincide con el área de aplicación del CCAMLR. En el caso del Dissostichus mawsonii, la coincidencia es total, es decir, no se encuentran individuos de la especie fuera del Área CCAMLR. En el caso del Dissostichus eleginoides, hay poblaciones de esta especie fuera y dentro del área de aplicación de la Convención. Las pesquerías más importantes fuera del CCAMLR se producen en las Zonas Económicas Exclusivas de Argentina, Chile e Islas Malvinas/ Falkland.
La pesca de Dissostichus dentro del área de aplicación de CCAMLR se desarrolla de acuerdo con las capturas máximas (TACs) establecidas por esta organización desde que se abriera la pesca comercial de la especie. Estas cuotas han ido progresivamente en aumento a pesar del limitado conocimiento científico que se tiene sobre la especie. Por otro lado, desde 1995 se ha observado una alarmante explosión de actividad pesquera ilegal, no declarada o no reglamentada (INDNR) en la zona CCAMLR y áreas adyacentes que pone en peligro la viabilidad de la pesquería.
Actualmente, se estima que en la mayor parte de las áreas donde se pesca la especie, el manejo es insuficiente, sobre todo en términos de control de operaciones ilegales. Un informe de la organización TRAFFIC estimó que el comercio total de esta especie alcanzó, en el período 1999-2000, la cifra de 59,000 toneladas, de las cuales unas 33,000 se consideraron correspondientes a capturas ilegales. Aunque la magnitud de capturas ilegales parece haber descendido en los últimos años, esta actividad sigue estando fuera de control. Por otro lado, se desconoce si la causa del descenso de las capturas ilegales es simplemente un agotamiento de los stocks.
En cualquier caso, es comúnmente aceptado que las poblaciones de Dissostichus eleginoides se encuentran en serio declive en la mayoría de las zonas de pesca del Océano Indico. Ya en 1997, CCAMLR admitió formalmente que la pesca INDNR de Dissostichus constituía un serio desafío a su propia credibilidad y efectividad como órgano regulador del manejo de los recursos vivos antárticos. En 1999, el Comité Científico de CCAMLR anunció que la práctica continuada de la pesca ilegal de esta especie está teniendo serias consecuencias para el rendimiento a largo plazo de la pesquería, y que, en algunas áreas, puede estar comprometiendo gravemente el estado de las poblaciones a corto plazo. Por ejemplo, en el área económica exclusiva que rodea a las Islas Prince Edward (bajo jurisdicción de Sudáfrica), se estima que la biomasa de esta especie ha descendido hasta registrarse tan sólo un 10% de sus niveles originarios.
Otra consecuencia grave de esta actividad al margen de la legalidad es la mortandad accidental de miles de albatros y petreles que quedan atrapadas en los palangres de fondo utilizados para la pesca de Dissostichus. Algunas de las especies afectadas están en peligro de extinción. Aún no se conocen en su totalidad los efectos del declive de Dissostichus para la cadena trófica del ecosistema antártico, pero hay datos sobre la alimentación ocasional de esta especie por parte de orcas y focas de Weddell.
Uno de los obstáculos más importantes al manejo adecuado de la pesquería de Dissostichus es el hecho de que se produce en zonas remotas con condiciones climatológicas extremas, y en ala mar. Solamente alrededor de las escasas y pequeñas islas esparcidas en el Océano Austral, se ejercen jurisdicciones nacionales con limitada capacidad de patrullar las zonas económicas exclusivas correspondientes. Así, aunque esporádicamente se producen espectaculares arrestos de buques piratas por parte de autoridades australianas o francesas, la mayoría de las operaciones ilegales quedan impunes. Estos operadores al margen de la ley utilizan banderas de conveniencia de países no miembros o incluso Partes de CCAMLR. Otros actores importantes en el complejo entramado de la pesca pirata son aquellos países que prestan sus instalaciones portuarias para el desembarco de Dissostichus sin cuestionar su procedencia.
Para tratar de paliar este grave problema, en el año 2000 CCAMLR adoptó un mecanismo de certificación y documentación de las capturas legales (“Sistema de Documentación de Capturas” o CDS), según el cual, todo desembarco o importación de Dissostichus debe ir acompañado de un “Documento de Captura de Dissostichus” (DCD) que indica que el pescado fue capturado legalmente. De acuerdo con el CDS, los Miembros de CCAMLR se comprometen a no aceptar desembarcos ni importaciones de ningún cargamento de esta especie que no vayan acompañados de su correspondiente DCD.
Aunque el CDS es un paso importante en la lucha contra la pesca y el comercio ilegal, su aplicación en la práctica aún no es del todo eficaz y los resultados han sido irregulares. Uno de los problemas que plantea el sistema se refiere a la cuestión de cómo comprobar la veracidad y autenticidad de los DCDs. En 2001, CCAMLR aprobó una mejora del sistema de certificación, que debe incorporar un sistema de seguimiento de buques por satélite (VMS o “vessel monitoring system”) para poder comprobar la veracidad de la información contenida en el DCD sobre dónde se obtuvo la captura pesquera.
Por otro lado, resulta esencial conseguir que los países que no son miembros de CCAMLR apliquen adecuadamente el sistema, ya que en numerosas ocasiones este pescado se comercia o desembarca en países ajenos al sistema. En un intento de solventar las lagunas del CDS, y el problema de la no-obligatoriedad de su aplicación para los países que no son partes de CCAMLR, Australia propuso en 2002 la inclusión del Dissostichus en el Apéndice II del CITES (Convención sobre Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora). La amplia membresía de CITES (casi global) y su experiencia y aptitud para regular el comercio internacional de multitud de especies, hace de esta Convención el complemento ideal para complementar las medidas de conservación de CCAMLR, en concreto el CDS. Desgraciadamente, la propuesta australiana de inclusión de la especie en CITES no recibió el necesario apoyo internacional, a causa de la intensa oposición de países eminentemente pesqueros al listado de especies marinas comerciales en CITES.
Últimos avances en la lucha contra la pesca ilegal
Durante la primera semana de Noviembre de 2004, se llevó a cabo la XXIII Reunión anual de CCAMLR en Hobart, Tasmania (Australia). En esta ocasión, la organización aprobó nuevas medidas para luchar contra la pesca ilegal de Dissostichus en el Océano Austral. El avance más importante adoptado este año por CCAMLR para luchar contra la pesca ilegal consiste en un sistema de seguimiento de buques por satélite (VMS o “vessel monitoring system”) centralizado. De acuerdo con este sistema, los datos correspondientes a las posiciones de un buque pesquero que opera en el Área de CCAMLR, se transmiten automáticamente, además de a las autoridades del país de bandera del buque, a la Secretaría de la organización. De esta manera, se genera un mecanismo que permite verificar los datos de la localización de las operaciones pesqueras de manera independiente y objetiva. Esta medida reduce la posibilidad de falsear los datos de posicionamiento de los buques, práctica que ha permitido a algunos operadores ilegales obtener capturas en zonas prohibidas de pesca y comercializarlas como si fueran legales.
La adopción del VMS centralizado es un paso importante en la lucha contra la pesca ilegal, que permitirá avanzar en la verificación del origen de las capturas de Dissostichus. Sin embargo, la nueva medida aún tiene importantes limitaciones, ya que sólo se aplica a los buques una vez que entran en el Área de la Convención. De acuerdo con las normas de CCAMLR, un buque puede desconectar su VMS mientras se encuentra de camino al área regulada, lo que le permitiría hacer incursiones dentro del Área CCAMLR para pescar sin licencia, sin que quede constancia de esta irregularidad. Por eso, es fundamental que todos los estados de pabellón exijan a sus buques la operación de un VMS a lo largo de toda la operación pesquera, desde la salida del puerto hasta la descarga de la captura.
Otra de las medidas en discusión ha sido la adopción de un sistema de certificación de capturas electrónico, que permitiría evitar la falsificación de los documentos que certifican la captura legal de Dissostichus. A pesar de que el sistema electrónico de certificación de capturas ha sido objeto de prueba durante dos años, aún no ha sido aprobado por CCAMLR, que se limitó a invitar a los países miembros de la Convención a que lo implementen cuanto antes. No obstante, el gobierno de los EE.UU., principal mercado importador de Dissostichus junto con Japón, ya ha anunciado que a corto plazo sólo aceptará aquellas importaciones de Dissostichus acompañadas de documentos de captura electrónicos.
Además de la pesca ilegal, también preocupa de manera especial el manejo de la pesquería de kril antártico en el Océano Austral. Es fundamental que CCAMLR ponga en marcha controles para asegurar que la pesquería del kril no produzca impactos irreversibles en la cadena alimenticia de la Antártida, de la que el kril es un elemento clave. El kril es un pequeño crustáceo que sirve de alimento a focas, cetáceos, pingüinos y otras aves marinas, entre otras especies. El pasado 4 de noviembre, la revista Nature publicó los resultados de un estudio según el cual, las poblaciones de kril habrían disminuido un 80% desde 1970, probablemente por causa del calentamiento global. En estas circunstancias, es muy importante asegurar un manejo precautorio de esta pesquería, lo que debería incluir la exigencia de observadores a bordo y controles satelitales de los buques, requerimientos que actualmente no se aplican a la pesquería del kril.
ASOC es la Coalición Antártica y del Océano Austral, una coalición internacional de ONGs que cuenta con más de 200 miembros procedentes de más de cuarenta países. Desde 1977, ASOC lidera las campañas internacionales para proteger los valores ambientales y científicos de los ecosistemas antárticos, tanto terrestres como marinos. Desde sus comienzos, ASOC se perfiló como un grupo de presión importante para la defensa de la integridad de los ecosistemas antárticos. Como ejemplo de su labor se puede citar su acción en contra de las actividades de explotación minera en la Antártida y a favor de la aprobación de un Protocolo Ambiental que complementara el Tratado Antártico. Este Protocolo finalmente se firmó en Madrid en 1991.
La campaña del Océano Austral de ASOC tiene como objetivos fundamentales:
- Monitorear el grado de implementación de las normas de CCAMLR por parte de los distintos países involucrados en actividades pesqueras o comerciales con efecto en los ecosistemas marinos antárticos;
- Proponer medidas para mejorar el manejo de los recursos vivos marinos de la Antártida y asegurar la conservación de los ecosistemas;
- Monitorear las actividades pesqueras en el Océano Austral y exponer los buques y operadores ilegales para evitar la impunidad de sus acciones;
- Generar interés en la opinión pública sobre los temas relacionados con la conservación de los ecosistemas marinos antárticos y divulgar información sobre la problemática asociada.
Publicado con permiso del autor.
Fuente: Coalición Antártica y del Océano Austral