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Vida embarazada y reproevolución. Una teoría global sobre la vida terrestre

Miguel García Casas
 
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ÍNDICE


INTRODUCCIÓN

Estimado lector, cuando miro al cielo y veo pasar un avión, cada vez estoy más convencido de que esa máquina de volar la comenzaron a fabricar las bacterias. Lo mismo pienso de los satélites artificiales y de las naves espaciales que existan ahora o que vayan a existir en el futuro. Como quizá ya habrá pensado después de leer estas primeras líneas, pretendo ofrecerle una visión diferente de la evolución biológica contenida en un juego de ideas que aspira a resultarle agradable.

Su historia, lector, puede ser la de un organismo que nació, no sabemos cómo, hace 3.500 millones de años. Durante 2.000 millones estuvo compuesto solamente de células, como lo está también Ud. Al cabo de ese tiempo maduró para reproducirse -que es para lo que maduran los seres vivos- y comenzó un proceso que le podría permitir sobrevivir más allá del fin cierto del planeta que los modelos científicos predicen. Para ello le surgieron una especie de órganos de muchos tipos consistentes en seres pluricelulares que competían y colaboraban entre sí, de esta manera podría surgir una especie tecnológica que mediante el uso de sus propiedades construyera artefactos que permitieran vencer a la fuerza universal que atrapa a la vida en el planeta: la gravedad. De este modo la vida podría surgir de un planeta y llegar a otro. Probablemente sea ésta la manera más fácil de sobrevivir la vida en el Universo. Según esta hipótesis Ud. es una parte de ese gran organismo y por tanto condiciona el comportamiento de él en una mínima parte, la que dependa de Ud., pero por otro lado su conducta también está condicionada por el macroorganismo.

Las ideas que expreso en este ensayo toman cuerpo de teoría, a la que he llamado La Vida Embarazada. He meditado sobre la posibilidad de calificar como pretensiosa la estimación de teoría al discurso lógico que quiero mostrar, sin embargo me rindo ante los hechos y no tengo por qué llamar de otra manera a algo que de corazón pienso que es una teoría, es decir, si me permite el lector que resuma: una concatenación mental de hechos dispersos observados que permiten a éstos presentarse como lógicos y presumibles. Según La Vida embarazada los seres vivos de la Tierra formamos entre todos un ser de complejidad superior que asume las propiedades de sus partes y que por tanto se encuentra dotado de las dos propiedades fundamentales del ser vivo: metabolismo y reproducción. Así este gran organismo, más complejo que cualquiera de nosotros, además de usar y manejar la energía de modo adecuado, debe desatar una serie de estrategias reproductivas con objeto de sobrevivir mas allá de la destrucción del Sol. Lo que está sucediendo en la Tierra, según la teoría, es consecuencia de este comportamiento reproductor. La vida en la Tierra durante 2.000 largos millones de años, prácticamente todo el precámbrico, estuvo constituida exclusivamente de seres unicelulares, y ello demuestra que la vida es perfectamente posible sin seres pluricelulares. ¿Por qué surgieron éstos?.

He pretendido con este ensayo recoger un conjunto de pensamientos que me han surgido a lo largo de los años. A veces el desarrollo intelectual del individuo permite ser culminado con la elaboración de una teoría. Sin embargo la naturaleza, en éste como en otros casos, manifiesta su tendencia a neutralizar los procesos mediante fenómenos de inercia, compensando a toda teoría con el acto de humillación más grande que se pueda oponer a la soberbia más creadora: las teorías son todas indemostrables. Las teorías no pueden ser probadas, sino en todo caso falsadas como decía Popper. Empeñarse en demostrar la irrefutabilidad de una teoría nos obligaría a ignorar las pruebas en contra y las lagunas a las que nos condena nuestro lenguaje y nuestro método. Emitir una teoría implica admitir su indemostrabilidad, en todo caso podemos encontrar algunas coincidencias entre los datos que poseemos y las posibles consecuencias de los hechos supuestos. Por ello, siento que sólo puedo aspirar a que el lector encuentre sano y agradable este juego de ideas.

Mientras que la palabra Vida recoge a todos los seres vivos de la Tierra en uno sólo, la palabra Embarazada se refiere a un comportamiento reproductor. La lógica consiste, en la mayoría de ocasiones, en acercar realidades lejanas a nuestras vivencias inmediatas; para ello utilizamos los modelos y representamos un átomo como un conjunto de bolitas, o el espacio-tiempo como una malla. Se me ocurrió que para comprender mejor a ese posible macroorganismo podía utilizar un modelo próximo pero que a la vez tuviera en común con él que ambos fueran seres vivos. ¿Qué más cercano a nuestro patrimonio biológico que la biología reproductora de la hembra humana?. La vida (el macroorganismo) reproduciéndose y la hembra embarazada podrían presentar paralelismos conceptuales que se podrían amalgamar en la Vida Embarazada; de ahí el nombre. Pero además el macroorganismo muestra desde hace unos 250 millones de años una cadencia de extinciones masivas, cada 26-30 millones de años, que nos puede hacer pensar en la existencia de un ritmo biológico de naturaleza reproductora similar a la menstruación femenina. Una naturaleza menstruante aparece, quizá, en busca de una especie tecnológica que permita la perpetuación del sistema biológico.

Si las especies se extinguen, el hombre se extinguirá. Cualquier proceso que suponga eones no puede mantener como protagonista eterno a nuestra especie. El homo sapiens puede tomar parte en un proceso de escape de la gravedad terrestre, pero no es creible que sea con el único motivo de sobrevivir él, a no ser que el hombre no cumpla las leyes que siguen los demás organismos.

Evidentemente hay una fuerza que atrapa a los seres vivos terrestres: la gravedad. Esta energía hace posible la vida en el planeta al imponer un orden, pero a la vez la pone en peligro, puesto que caso de no poder salir del planeta el Sol -en su agonía estelar- convertirá en ceniza, si no en gas, hasta el último gramo de materia terrestre. Cualquier sistema biológico que quiera la supervivencia de su estirpe está obligado a vencer la fuerza de la gravedad. Es innegable que los organismos vivos de la Tierra muestran una oposición a la muerte que se manifiesta en la supervivencia de estirpes.

Frente a las teorías que sitúan el origen de la vida en la misma Tierra, las teorías panespérmicas hablan del origen extraterrestre de la vida de nuestro planeta. Incluso Crick y Orgel establecen la posibilidad de que la vida haya sido sembrada por especies extraterrestres inteligentes. En este caso, ¿qué puede esperarse como cosecha de aquella siembra?. Como dice Dickerson (1978) las teorías de la panespermia no se pueden probar ni rebatir. Karl R. Popper en su crítica al inductivismo llega a decir que las teorías no pueden ser probadas sino en todo caso rebatidas. Por tanto, asociando estas palabras a las de Dickerson, las teorías panespérmicas representan una posibilidad nada descartable de aproximarse a la realidad.

Quizás de un modo sorprendente, a través de la teoría de la Vida Embarazada pueden explicarse de manera causal fenómenos que aparentemente no tienen relación. La evolución biológica, la diversidad lingüística, la capacidad razonadora humana, las luchas entre grupos humanos, incluyendo las guerras, la carrera tecnológica, la carrera espacial, y en general la historia y las relaciones entre todos los seres vivos encuentran una explicación global a través de la teoría de la vida embarazada, de la misma manera que desde la teoría de la Tectónica de Placas se explican los terremotos, los volcanes, las cordilleras, el movimiento de los continentes, etc.

Para asumir el proyecto de trabajo que estas páginas encierran he cometido, por un lado, el acto de humildad de suponer que dentro de 300 años la humanidad futura no pensará lo mismo que nosotros, por contra, para equilibrar he jugado a generar una nueva idea sobre la evolución susceptible de ser asumida en un futuro. La evolución, tal como desde un punto de vista científico ha sido generalmente percibida en el siglo XX es un proceso, a mi modo de ver, bastente falto de sentido. Una huida de la muerte ha hecho modificar la forma y la manera de funcionar de los seres vivos. Pero, por ejemplo, si la vida en la Tierra estuviera hoy constituida solamente por seres unicelulares, no habiéndose llegado a la pluricelularidad, realmente el cambio biológico se habría producido de unas especies de microorganismos a otras y al no tener "demasiado" sentido la evolución no se hecharía de menos el cumplimiento de ningun objetivo.

Sin embargo bajo la teoría de la Vida Embarazada la evolución es una propiedad reproductora del macroorganismo terrestre. Es posible que la vida sea sembrada en los planetas por cometas del modo que sea, pero lo que es seguro, porque lo vemos en la Tierra, es que la vida cuando existe en algún lado intenta perpetuarse mediante la reproducción. Para grandes espacios de tiempo, superiores a los eones, no sirve la reproducción de organismos padres a organismos hijos tal como la concebimos. En un planeta como el nuestro solamente un macroorganismo capaz de escapar de él podría perpetuarse, porque desde la perspectiva más optimista el planeta queda inhabitable cuando la estrella que lo ilumina se extingue. La evolución es la propiedad reproductora de dicho macroorganismo, es la propiedad biológica propia de él, porque si no existiera desaparecería en una única generación. De este modo la evolución adquiere pleno sentido, es una propiedad de un organismo sin la cual aquel se extingue.

Pero, ante todo, la Vida Embarazada no es una teoría "belicosa" con otras: llamense darwinismo, puntualismo, neutralismo, etc., sino que nace con una voluntad integradora bajo la intuición de que ninguna de las teorías existentes hasta ahora puede explicar satisfactoriamente la evolución. Quizá la Vida Embarazada pueda llegar algo más lejos que sus compañeras, aunque sería absurdo pensar que es una respuesta definitiva. Cierto que me gustaría decir que la teoría de la Vida Embarazada responde a la verdad, pero no lo sé, nadie puede saberlo, nuestro lenguaje adolescente adolece de concreción y nos arrastra por un mundo de vaguedades en donde solamente los ignorantes, los inconscientes y la gente de mala fe aseveran sin dudas. Si el lector me deja hacer una apelación a la estética diré lo que de palabra he confesado a algunos de mis compañeros: no se si lo que dice mi teoría es verdad, pero por lo menos es bonito.



Sobre el autor


Miguel García Casas nace en 1955 en Valencia, España. Es Doctor en Ciencias Biológicas, Master en Gestión Medioambiental y Catedrático de Biología y Geología de enseñanza secundaria. Es persona de formación interdisciplinar y ha publicado libros y artículos en diferentes campos como la Biología, Filosofía, Pedagogía y Lingüística. Ha investigado, desarrollado y publicado -en edición nacional e internacional- juegos didácticos en soporte informático. En 1997 dos de estos juegos obtuvieron el primer premio internacional Innovalingua en la sede de Expolingua en Madrid. Actualmente mantiene la web Jugar y aprender Ciencias Naturales





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