La palabra desarrollo sostenible, que, básicamente significa "progreso compatible con una calidad medioambiental", es el caballo de batalla tanto de cumbres internacionales, congresos, como defensores de la ecología. Pero, ¿qué entraña profundamente ese término, o esa "dualidad" desarrollo - sostenible?
La mayor parte de las disertaciones hacen alusión a uno de los dos términos, y no ambos. Las multinacionales y primermundistas a ultarnza se centran en el desarrollo. ¿Qué implica esta afirmación? Simplemente que el mundo necesita materias primas, y por tanto, se han de buscar en tal cantidad como el bienestar mundial lo requiera. Cada vez se necesitará un tanto por ciento más de todos los productos, en función del crecimiento global. Sin embargo, no se frena el desarrollo en un porcentaje (siempre de conflictiva estimación ) que correspondería a suplir las necesidades mínimas globales. Se va siempre a más. Como se ha visto, es habitual el fenómeno de las multinacionales sin escrúpulos que son auténticos depredadores del medio. Sin la debida supervisión, se convertirían ciertas zonas de nuestro planeta en masas de hierro y cemento a imagen de las películas futuristas.
En el otro extremo, ciertos movimientos ecologistas, bajo el lema de "sostenible" a toda costa, afirman la incompatibilidad de numerosas industrias con la ecología. Se propone el cierre como única salida a los procesos contaminantes; pero ...
¿acaso se proponen soluciones? Cuál es la energía renovable que ha de tomar el relevo a las centrales nucleares en aquellas zonas sin valles para retener agua? ¿Quienes van a pagar el cierre de las minas de carbón, el flete de cargueros ecológicos?
¿Dónde enviamos los residuos radiactivos y químicos? Tal vez a Ganimedes.
El seguimiento de ciertos tópicos de dudosa credibilidad nos llevarán a una sociedad atrasada movida por molinos de viento y aceite de girasol. Hay una gran parte del mundo que no quiere renunciar a las comodidades. ¿De dónde obtendremos el aluminio para fabricar las "mountauin bike” ecológicas?. Los extremismos nunca son buenos. Tal vez la concurrencia de ambas ideologías brinde un equilibrio.
Los movimientos ecologistas han servido para despertar la conciencia pública, y desde estas líneas felicito a todos esos activistas de verdad. Pero también es de boca de ecologistas, "cerosieteporcentistas" y "anticumbres" que he escuchado las mayores sandeces y he visto las acciones más estúpidas, baldías e infantiles. Tal vez algunos de los representantes de organismos serios del medioambiente se deberían pronunciar al respecto. Y desligarse de esos pseudo-ecologistas con botas de gore-tex.
Consideraciones finales
|
Se plantean incertidumbres, algunos procesos ya no tienen vuelta atrás, el desarrollo es uno de ellos. Ciertas zonas del planeta son ya pasto de nuestra propia ambición desmedida, y asi quedarán. Hagamos uso de esas zonas degradadas, para la industria. Desarrollo sostenible es una palabra fácil de pronunciar, pero que cobija una de las claves cruciales del futuro mundial, y uno de las ideas más ambiciosas llevada a cabo por ser humano. Utilicémosla con prudencia y el debido respeto. Gestionemos y preservemos las zonas vírgenes (aun quedan muchas). Los gritos y los buenos propósitos sin un meditado estudio detrás de nada sirven.
|
© Copyright 2002 Luis Jordá Bordehore. © Copyright 2002 REDcientífica. Todos los derechos reservados.
[Evaluar este artículo]
|