El problema de cómo compaginar divulgación e investigación es un aspecto que desata y ha desatado siempre la polémica. Ya la suscitaron en sus tiempos Jaques Cousteau y Haroun Tazieff entre la comunidad cientifica francesa, pero, fueron sin duda los videos del "comandante Cousteau y el Calypso" los que despertaron el interés por la oceanografía y los del segundo por la volcanología; y que fueron ambos los que introdujeron el término de la multidisciplina.
Pero ... ¿por qué ha de estar reñida una parte digamos comercial, con el estudio profundo de un fenómeno geologico, ya sea un volcán, un glaciar o un arrecife?, ¿porqué se realizan de manera separada?. La respuesta: en un principio parece más dificil realizar dos actividades que una sola.
La sociedad ve ya con ojos de detras de vitrina esa añeja imagen del explorador-aventurero. El explorador que tanto ha fascinado desde los tiempos de Richard Burton y Livingtone, o de este siglo con Amundsen, Hiram Bingham y tantos otros. Hoy se ve con nostalgia, como un individuo de una época ya pasada.Era un erudito que se dirigía al círculo de La Geographic Society, pero tambien escribía en periódicos o se dirigía a unos alumnos maravillados en su hemiciclo.
Los estudios cientificos senso-stricto están fuera del alcance de la mayoria, y debe ser así, no están de ningún modo dirigidos a él, sin embargo, la parte divulgativa, como dicen los franceses la "vulgarisation de la Science" puede aportar muchas ventajas.
En un primer lugar atraer la atencion del gran público, que es mucha veces a través del cual las autoridades se hacen eco de los fenómenos.
Y por otra parte, en los tiempos que corren, la investigación por la investigación no vende; quizás sea una sea una desgracia. Los proyectos científicos deben obtener fondos de las autoridades y las instituciones, pero también tienen en la divulgación una vía de auto-financiarse.
La divulgación mueve el mecenazgo: la National Geographic impulsa investigaciones en todo el mundo a cambio de espectaculares imágenes y reportajes. Hemos visto a los volcanologos franceses en Kamtchatka, o de los lagos de lava africanos. Y estos reportajes suponen uno de los mejores patrocinios para sus actividades cientificas. Lógicamente, su postura no siempre es compartida, pero qué duda cabe de que lo que ahi se presenta es leido por cientos de miles de personas, y les permite desarrollar sus actividades de la forma que creen más oportuna.
Mucho más audaz y revolucionaria es una modalidad de participación a la investigación inventada por los paises anglosajones: Sociedades que, creadas bajo el auspicio de la universidad, organizan expediciones científicas a volcanes activos. En estas expediciones además del equipo científico, asisten no-especialistas , que aportan una cantidad equivalente a un viaje-aventura de similares características, y que permite un sustento económico adicional al proyecto.
No creemos que estas formas de actuar sean siempre las más correctas, ya que se puede llegar a dejar completamente de lado el aspecto cientifico, para convertir las actividades en simples Safaris, y las publicaciones en libros fotograficos, pero abren nuevos horizontes, en un mundo a veces carente de nuevas ideas.
La sociedad ve ya con ojos de detras de vitrina esa añeja imagen del explorador-aventurero. El explorador que tanto ha fascinado desde los tiempos de Richard Burton y Livingtone, o de este siglo con Amundsen, Hiram Bingham y tantos otros. Hoy se ve con nostalgia, como un individuo de una época ya pasada.Era un erudito que se dirigía al círculo de La Geographic Society, pero tambien escribía en periódicos o se dirigía a unos alumnos maravillados en su hemiciclo.
¿Cómo participar de la fascinante experiencia científica?
Los estudios cientificos senso-stricto están fuera del alcance de la mayoria, y debe ser así, no están de ningún modo dirigidos a él, sin embargo, la parte divulgativa, como dicen los franceses la "vulgarisation de la Science" puede aportar muchas ventajas.
En un primer lugar atraer la atencion del gran público, que es mucha veces a través del cual las autoridades se hacen eco de los fenómenos.
Y por otra parte, en los tiempos que corren, la investigación por la investigación no vende; quizás sea una sea una desgracia. Los proyectos científicos deben obtener fondos de las autoridades y las instituciones, pero también tienen en la divulgación una vía de auto-financiarse.
La divulgación mueve el mecenazgo: la National Geographic impulsa investigaciones en todo el mundo a cambio de espectaculares imágenes y reportajes. Hemos visto a los volcanologos franceses en Kamtchatka, o de los lagos de lava africanos. Y estos reportajes suponen uno de los mejores patrocinios para sus actividades cientificas. Lógicamente, su postura no siempre es compartida, pero qué duda cabe de que lo que ahi se presenta es leido por cientos de miles de personas, y les permite desarrollar sus actividades de la forma que creen más oportuna.
Mucho más audaz y revolucionaria es una modalidad de participación a la investigación inventada por los paises anglosajones: Sociedades que, creadas bajo el auspicio de la universidad, organizan expediciones científicas a volcanes activos. En estas expediciones además del equipo científico, asisten no-especialistas , que aportan una cantidad equivalente a un viaje-aventura de similares características, y que permite un sustento económico adicional al proyecto.
No creemos que estas formas de actuar sean siempre las más correctas, ya que se puede llegar a dejar completamente de lado el aspecto cientifico, para convertir las actividades en simples Safaris, y las publicaciones en libros fotograficos, pero abren nuevos horizontes, en un mundo a veces carente de nuevas ideas.