Los chimpancés son capaces de entender el lenguaje oral y de comunicarse entre sí y con los seres humanos a través de lenguaje de signos (lenguaje de los sordos). Además, tal como describe Roger Fouts, piensan y actúan de un modo tan similar al de los humanos, que resulta fácil ver en ellos a unos parientes cercanos, tan próximos como si se tratara de primos hermanos.
Roger Fouts ha dedicado treinta años de su vida a investigar el origen de la inteligencia y el lenguaje humanos. Gracias a sus trabajos, ha comprobado y mostrado mediante vídeos que los chimpancés están capacitados para el uso del lenguaje. El autor enseñó este sistema de comunicación a Whasoe, una chimpancé que a su vez lo transmitió a su hijo adoptivo y lo hizo extensivo a toda una comunidad de primates.
[...] Nos gusta creer que la ciencia es la noble búsqueda del conocimiento objetivo, y avanza siempre en servicio de la verdad, pero lo cierto es que los científicos encarnan los prejuicios de la época que les ha tocado vivir y, en su caso, el fanatismo intelectual entraña un especial peligro, ya que se pueden transmitir hechos falsos como dogmas del conocimiento que, a su vez, se convierten el el pilar sobre el que se elevan las fronteras morales. Por desgracia, la historia nos ha enseñado que, cuando se unen arrogancia y cultura, el resultado suele ser nefasto para los proscritos del universo moral de una cultura [...]
[...] Desde tiempos de Aristóteles, padre filosófico del conocimiento científico en Occidente, la ciencia ha estado al servicio de la moralidad. El filósofo griego calificó a los hombres como los seres más perfectos de la creación, seguidos de los elefantes, los delfines y las mujeres, por este orden. Tendrían que pasar dos milenios para que a un hombre se le negara el derecho de pegar a su esposa [...] Pero las fronteras morales de Occidente no excluían únicamente a las mujeres, sino también a los negros, asiáticos y los indios [...] Este bochornoso capítulo de la ciencia alcanzó su máximo exponente en la feria mundial de Saint Louis, en el año 1904, cuando un grupo de pigmeos y otras razas de "cultura e inteligencia inferiores" se exhibieron en jaulas que compartían con chimpancés y monos [...]
[...] Vivimos según un código ético que se basa en la distinción arbitraria entre los que tienen derecho a entrar en nuestro universo moral y los que se quedan fuera [...] ¿Qué ocurriría si decidiéramos ampliar nuestro universo moral para abarcar a cualquier ser poseedor de cierto tipo de inteligencia, consciente de la propia identidad, capaz de mantener relaciones familiares y de experimentar un sentimiento como la angustia? La justa aplicación de estos principios nos obligaría automáticamente a reconocer a los grandes simios -chimpancés, gorilas y orangutanes-, como seres dignos de pertenecer a nuestra comunidad moral, ya que todos ellos han demostrado poseer dichos rasgos [...]
http://www.cwu.edu/~cwuchci/ http://www.cwu.edu/~cwuchci/rewiew.html http://www.cwu.edu/~cwuchci/chimpcam-east.html http://www.pri.kyoto-u.ac.jp/koudou-shinkei/shikou/langinte.htm http://www.pri.kyoto-u.ac.jp/
Reseña del libro, por Manuel de la Herrán Gascón
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