Robot autónomo y que muestra emociones, el gigante juguetero danés Lego ya tiene en los mercados estadounidense e inglés los Lego Mindstorms, unos muñecos programados por ordenador. Por supuesto, Bill Gates no se podía quedar atrás en esta infantil carrera y ha creado los Actimates, juguetes que enseñan al niño a contar, aprender canciones o a memorizar fechas.
La nueva generación de juguetes viene pisando fuerte y persigue un único objetivo (aparte de las millonarias ganancias): que el niño no sea un mero observador pasivo, sino que aprenda manejando la nueva tecnología. Si los ordenadores y las videoconsolas arrasan en el mercado, ¿por qué no crear un muñeco que combine todos estos elementos?
"La filosofía de estos juguetes es permitir a los niños no sólo comprender la tecnología, sino convertirse en activos dueños de ella. Esto sucede cuando ellos diseñan, construyen y programan sus propias y reales invenciones", asegura Kjeld Kirk Kristiansen, presidente del Grupo Lego.
Y dirán las madres: ¿cómo funcionarán esos inventos del diablo? El mecanismo es sencillo. El programa creado se instala mediante un CD-Rom que se introduce en el ordenador. De esta forma, el programa, que determina cómo se debe comportar el muñeco, se carga en un microcomputador RCX o ladrillo inteligente, que es el que da las órdenes al robot.
El software ofrece múltiples posibilidades, e incluso los más avanzados se pueden fabricar el suyo propio: desde que el muñeco juegue al baloncesto, hasta que recoja la casa o haga de alarma contra los intrusos.
Por ejemplo, los juguetes de La Guerra de las Galaxias, que la casa Lego sacará a la venta en España en el mes de septiembre, se pueden desarrollar en tres niveles: el nivel de aprendiz, en el que hay que seguir el manual de instrucciones; el nivel Caballero Jedi, con piezas de enlace con las que se pueden crear episodios nuevos de la película, y el último paso, el de Maestro Jedi, mediante el cual el niño puede fabricar su propio robot.
Al muñeco no le falta detalle: los Lego Mindstorms constan de 727 piezas, más dos motores, dos sensores de tacto para poder tocar y un sensor de luz para poder ver.
Nada de esto hubiese sido posible sin la colaboración del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), uno de los centros pioneros en la investigación tecnológica experimental, que lleva desde 1984 trabajando en unir el lenguaje de los ordenadores a los ladrillos de Lego.
"Cuando a los niños les das este tipo de material, muy a menudo alcanzan un nivel intelectual que asombra a sus profesores. Hemos visto a muchos chiquillos que se han reconvertido a la alegría de aprender", asegura Seymour Papert, profesor del MIT.
"En el futuro encontraremos un nuevo tipo de juguete y una nueva clase de herramientas para la educación, en los que el mecanismo en sí sea inteligente. Los juguetes del futuro tendrán suficiente capacidad y sentido común para interactuar con el niño", asegura Nicholas Negroponte, director del Media Lab del Instituto Tecnológico de Masachussetts.
El gran éxito de estos muñecos, que están arrasando en Estados Unidos, Canadá y Reino Unido -en España habrá que esperar hasta septiembre para poder disfrutar de los juguetes de Lego; Microsoft, de momento, no se ha decidido a aterrizar en nuestro mercado-, es que añaden a los muñecos las ilimitadas posibilidades de los ordenadores, de tal forma que la nueva generación de niños puede añadir vida y comportamiento a sus juguetes, (por un módico precio a partir de 34.000 pesetas).
El tiempo dirá si las barbies y los madelman sobreviven al huracán de los pequeños robots. De momento, Internet se está llenando de cartas a los Reyes Magos de treintañeros que quieren jugar ya con los muñecos inteligentes.