Son muchos los que ven esta batalla (que de momento nos es tal) como la lucha entre el bien y el mal, el Imperio contra la Alianza, y cosas así. Linux, un sistema operativo joven, entusiasta y sorprendente, que salió de las elucubraciones de un santo varón matemático y finlandés, ha empezado a tomar posiciones en el mercado de usuarios medios y avanzados, y lo que es más importante, son ya muchas empresas las que empiezan a confiar en él como alternativa a los sempiternos y omniscientes miembros de la familia Windows.

El último capítulo en el avance de Linux lo acaba de escribir, a mano alzada, nada más y nada menos que IBM, que obedeciendo a una estrategia clara y declarada, ha decidido apostar por este sistema en un intento de contrarrestar el poder hegemónico de Microsoft con sus sistemas operativos. Pero no se equivoquen ustedes pues no se trata de una apuesta de tapadillo a hurtadillas, ya que el gigante de la informática ha decidido efectuar una apuesta fuerte, muy fuerte, tratando de convertirlo en una herramienta básica de software para las empresas.

Para ello, ya ha anunciado el desarrollo de una base de datos, nuevas aplicaciones para el popular servidor web Apache, así como una versión para Lotus Notes y Lotus Domino. Para asegurar la continuidad en la oferta de software, IBM ha indicado su intención de trabajar conjuntamente con firmas especializadas en Linux, tales como Red Hat, Caldera Systems, SuSe y Pacific Hi-Tech.

En cuanto al hardware, el gigante azul está trabajando ya en dos líneas de servidores distintos. Por una parte su RS/6000, basado en el chip PowerPC y por otra en Netfinity, basada en el chip de Intel. En la gama baja del RS/6000, se utilizará la versión LinuxPPC, mientras que en el Netfinity se incluirá la versión distribuida por Red Hat. La línea Netfinity, está dirigida a la mediana y gran empresa que necesita gestionar operaciones a través de Internet, mientras que el RS/6000 está más orientado hacia el mundo de la enseñanza.

Cosas buenas y malas

Linux tiene muchas cosas buenas, pero también muchas cosas malas; lo mismo que le ocurre a Windows, eso es así, lo pongamos como lo pongamos. Personalmente veo a Linux todavía muy, muy alejado de llegar a desembarcar en el mercado doméstico, pero los mimbres están ahí y son muy buenos. Ahora bien, plantearlo seriamente como una alternativa real a Windows, es, en la actualidad, un ejercicio de presunción. Las dificultades que plantea la instalación, la administración y la configuración del sistema, hacen que un usuario de los llamados "normales" no deba ni plantearse el cambio.

Y ojo, no entiedan que me opongo a Linux, todo lo contrario pues quien suscribe estas líneas ha podido disfrutar de sus excelencias, y además deleitarse con ellas hasta llegar a seducirme. Linux ha avanzado a pasos geométricos, mientras que Windows lo ha hecho a pásos aritméticos en el mismo espacio de tiempo: tres años. El retraso de Windows 2000 para el particular hasta casi el 2004, no ha hecho si no despejarle el terreno a Linux.

Y ahora yo me pregunto, si tanto ha conseguido Linux en tan poco tiempo, sólo con ilusión, honestidad y profesionalidad, ¿que nos traerá en el futuro cuando empresas como Corel o IBM ya han decidido apostar por él? El nuevo milenio puede traer muchas sorpresas, y si no, al tiempo.